viernes, 22 de diciembre de 2023

Alegría (contenida) y buenos augurios para compartir. Belleza.

Dicen que cuando el árbol de jade florece es signo de prosperidad y éxito. Le llaman el árbol de la buena suerte. Este año, por primera vez, el que tengo en casa, cada vez mas precioso y enorme, está reventón. Tiene decenas de pequeños capullos a punto de florecer. Imagino que es buen augurio para el próximo 2024, que será cuando las flores se abran en toda su plenitud. 

Quiero compartirlo en estas fotografías para que os llegue a todos y todas: abundancia y prosperidad, pero sobre todo paz, amor, serenidad, compasión y fraternidad



Y quiero también contagiaros de alegría, una epidemia beneficiosa, que me provoca el haber publicado mi primera novela #Cuestairse, agradeciendo la acogida que está teniendo. Ver la pila de libros en la mesa de novedades de las librerías es una felicidad indescriptible, que quiero compartir con los seguidores de este blog, donde tantas reseñas de otros libros he ido colgando. Ahora toca "hablar de mi libro".
 


A continuación inserto algunos enlaces de prensa que se han hecho eco de las presentaciones en Zaragoza y Huesca. (Mi modestia me silba al oído: Autobombo. Sí, pero creo que es apropiado que vayan quedando aquí recogidos)






DiariodelAltoaragón   https://www.diariodelaltoaragon.es/noticias/cultura/2023/12/12/aurora-pinto-el-acoso-laboral-es-un-tema-muy-poco-tratado-en-la-ficcion-literaria-1696879-daa.html


Diario de Huesca

Y el mapa de librerías en toda España donde podéis adquirir Cuestairse según Todostuslibros.com. También está disponible en Fnac, Casa del libro y Prames Librería online.


Próximamente anunciaré nuevos encuentros con lectores y lectoras, y firmas del libro, unas cerca y otras muy lejos. La más inminente el día 30, en casa, en el pueblo donde vivo desde hace cuarenta años, el pueblo de mi madre y su familia, el pueblo de mi marido y su familia, el pueblo de mis hijos, es decir, mi pueblo, Candasnos. Sabéis que nací y crecí en Barcelona, amo mi tierra catalana y el Mediterráneo, pero también amo la tierra seca y el aire tosco monegrino que llena de palabras mi imaginación para seguir escribiendo. 


Hoy es 22 de diciembre. No me ha tocado la lotería nacional, para variar. Veo en el informativo la alegría de los afortunados, sus descorches de botellas de champán, sus saltos de euforia jubilosa, cómo se abrazan unos a otros. Yo siento lo mismo este año con Cuestairse. Mi dicha es más contenida, sí, pero igual de gozosa. Gracias. Gracias. Gracias. 

Por último, veréis que el "tronc de nadal" ha perdido su "barret". No importa. Ahora será la "tronca de nadal". ¿A que está guapa?

"El secreto de la vida es la belleza", escribe Manuel Vilas en su Alegría

Felices fiestas, viva la vida, las flores, la literatura y las troncas empoderadas.

           

domingo, 17 de diciembre de 2023

Pajaricas

Domingo 17 de diciembre de 2023. Día soleado y luminoso tras una noche bajo cero, la primera helada a cinco días de que comience el invierno.

Dedico la tarde a la lectura de un libro pequeño, coqueto, de título larguísimo —como reconoce el propio autor— y enorme contenido. No me gusta recurrir a los refranes, pero es inevitable hoy citar eso de “en frasco pequeño está el mejor perfume”. El secreto de las pajaritas. El homenaje de un carpintero a Ramón Acín en el santuario de San Úrbez de Nocito (Huesca). Admiración, respeto y dolor (cuento extra) es la última exquisita fragancia que nos regala un perfumista de las letras, Víctor Juan. Un maestro que escribe esa prosa amable, inteligente, luminosa, fuente de sabiduría y generosidad. Por qué con él aprendes tanto como te diviertes, reflexionas sobre conceptos abstractos como la justicia, el pensamiento, lo infinito y “mientras lees, te sientes acompañado y reconfortado” parafraseando al propio autor en el prólogo de esta “historia de valentía, de compromiso y de amistad”.

Después de leer el libro, de conocer e imaginar la historia del carpintero que colocó las pajaritas en el retablo del Santuario de San Úrbez, en Nocito (Huesca), después de acompañar la memoria de Ramón Acín y de escuchar el susurro de las dos pajaritas que han comenzado a dialogar ahora ya en el anochecido, no se me ha ocurrido mejor homenaje que hacer dos “pajaricas”, como las llamaba Ramón Acín, y colocarlas mirándose, para “que se cuiden la una a la otra y se cuenten secretos”. Y escucho que agradecen lo imaginado, las palabras compartidas, frases que son un poema de sabiduría, y agradecen la sonrisa que ven en los lectores, esa que siempre queda al finalizar los libros de Víctor Juan. Con él, los días son azules y las librerías se llenan de vida.


Gracias por este libro “híbrido, mestizo, que combina la investigación histórica con el ensayo y la ficción”, tal como él mismo define este exquisito perfume, que huele a vida y a alegría, porque para Víctor Juan “la tristeza no es la última palabra” y “necesitamos historias hermosas para vivir, historias balsámicas que alivien el dolor que nos producen los arañazos en el alma y en el corazón”.

Mañana, lunes, las "pajaricas" de papel se quedarán entre las páginas de ese libro a la espera de nuevos secretos y, sobre todo, para que las historias que escribimos sirvan también para restituir justicia a la Historia, y que el olvido no borre el recuerdo de hombres y mujeres a los que se les robó la vida y la alegría.

Editado por Rolde de Estudios Aragoneses y Fundación Ramón y Katia Acín

viernes, 8 de diciembre de 2023

Fiebre en la feria

La noche anterior no había dormido tan apenas. No por los nervios, como me preguntó alguien al día siguiente, sino porqué había estado con fiebre. Me tomé una aspirina efervescente en cuanto me levanté y decidí que la ocasión merecía el esfuerzo: mi primera Feria del Libro Aragonés como autora. Así que emprendí viaje bajo un cielo soleado rumbo a Monzón. Todo iba a ir bien.

Aunque las primeras horas mañaneras fueron un poco desoladoras. Poco público, pocas firmas. Comencé a preguntarme si valía la pena estar allí con escalofríos, disimulando mi malestar físico, con una sonrisa y una energía impostada. Pues mira, sí, valió la pena. Conocí a dos poetas, que además son padre e hijo, los Conde, con quien compartí stand editorial, y con los que daba gusto estar allí. También con un ilustrador, Carlos, de humor surrealista y generosidad inmensurable, que dibujó y coloreó mientras yo repetía mi admiración y mi envida sana, ¡Qué arte!.

Llegó la hora de comer y ahí me fui recomponiendo. El dolor de cabeza y los escalofríos dejaron paso a una tos insistente pero que podía tolerar. Lo mejor, la conversación con todos los de la gatera, los dos poetas, el ilustrador, la editora, Don Antonio y Sol.

Ya en la tarde el púbico se animó. Pude saludar a algunos amigos y firmé para ellos mi libro, #Cuestairse. Pocos pero muy entrañables.


Salí de allí con dos libros dedicados, autores que regalan literatura y amistad. Era noche cerrada cuando emprendí el camino de vuelta por esas carreteras inhóspitas de la provincia de Huesca, sin circulación ni luces ni tan apenas pueblos, casi fantasmales, con el firme salpicado de enormes charcos, curvas de circuito y pendientes estrechas. A ratos diluviaba. Volví a preguntarme si todo aquello valía la pena. Y volví a responderme que sí. La experiencia, nueva, enriquecedora. Por los nuevos amigos, por la literatura y por los libros.

martes, 14 de noviembre de 2023

Un domingo fantástico en martes

Que las niñas y los niños adquieran el hábito de la lectura depende, en gran medida, de los libros que llegan a sus pequeñas manos en los primeros años de vida. Hoy se ha presentado en Zaragoza un nuevo cuento infantil, un libro que está escrito desde la experiencia de una mujer que lee con sus hijos, todos los días, historias que enriquecen su mente y su alma. Por eso estoy segura de que este nuevo cuento, Un domingo fantástico, es un imprescindible en la biblioteca de vuestros nietos, sobrinos, hijos, ahijados, alumnos…todos los niños y niñas que conozcáis.

La historia que ha escrito Paula Beltrán comienza así: “En la parte más alta de la casa del abuelo había un lugar tan misterioso que permanecía oculto”. Imaginad que interesante es lo que viene a continuación. Y como estamos hablando de un libro infantil, tan importante como el texto son las ilustraciones. Pilar Serrano ha dibujado vida y color en cada una de las palabras, haciendo que las páginas sean un espacio donde las niñas y los niños puedan encontrar sorpresas e imaginar mucho más todavía. “Es un lujo estar con ella”, ha afirmado Paula, que al principio no se atrevía a proponerle a Pilar que ilustrase el cuento. “Desde que recibí el mensaje de Paula y comencé a leer la historia, ya iba viendo ideas”, ha asegurado Pilar, que se estrena en esto de ilustrar un cuento infantil.

Paula Beltrán y Pilar Serrano en la presentación 

Esta tarde de hoy martes 14 de noviembre se ha presentado en Zaragoza el libro. Pero no solo eso, sino también la editorial que la autora, Paula Beltrán, ha creado, Tacitaymedia. “El 18 de agosto, paseando por los montes de los Pirineos, me dije, ¿por qué no?”. Caminar por los montes con los pies en la tierra,  seguro que tomó la decisión correcta. Una nueva editorial es siempre motivo de felicitación y celebración para quienes amamos los libros. Enhorabuena, Paula.

En la sala del Gran Hotel de Zaragoza donde se estaba llevando a cabo la presentación había, además de emoción y nervios, muchos niños y niñas que al principio revoloteaban por allí pero se han sentado prestando atención en cuanto Paula ha comenzado a leer el cuento. Luego, con el chispún final todos han estallado en aplausos. Y después, en el turno de preguntas, han sido esas niñas y esos niños los más interesados en averiguar, por ejemplo, cuánto tiempo les ha costado a las autoras escribir e ilustrar Un domingo fantástico. “Comenzamos en febrero”, han respondido al unísono escritora e ilustradora. También les han preguntado si se atreverían a escribirlo en otro idioma, o por qué Luc, uno de los niños protagonistas que también lo era en el primer libro de Paula ¿Dónde meto a mi hermana? (Hola Monsruo,2021), lleva aquí el pelo de otro color. Incluso ha habido una niña que se ha ofrecido para enviarle un guion y ver si se lo publica en la nueva editorial.

Paula Beltrán leyendo Un domingo fantástico junto a Cristina Pemán, que ha presentado el acto y Pilar Serrano. Los niños y niñas con la mano levantada para hacer sus preguntas

Auguro éxitos para Un domingo fantástico y para la editorial y deseo que sean muchos más los cuentos y las historias que Paula y Pilar publiquen. Como ha dicho una de las niñas, a mi también me gusta que las nubes y los árboles de este cuento tengan ojos y cara. Y que haya muchas ratitas escondidas entre las páginas.




 

sábado, 11 de noviembre de 2023

Día de las librerías

Hoy es el #DíadelasLibrerías. Este año voy a celebrarlo de una manera muy especial pues ya se puede comprar en cualquier librería mi primera novela,  #Cuestairse. Aunque no aparezca en el escaparate (soy una escritora novel) o en las estanterías, podéis pedirla facilitando el título y la editorial, LOS LIBROS DEL GATO NEGRO, y el librero o la librera, si no tiene stock,  solicitará el libro a la distribuidora para que en un par de días podáis comenzar a leer. También se puede adquirir online, pero el encanto de ir a una librería y percibir ese aroma y ese calor de letras, papel, tinta, colores de las cubiertas, vida y cultura, es muy recomendable.

Ya he escrito en otras ocasiones sobre mi vínculo emocional con las librerías, más allá de ser un lugar donde comprar libros, pues yo crecí en la que mis padres tenían en Barcelona, #LibreríaAurora. Y, precisamente, el jueves, la primera pregunta de Antón Castro, quien tuvo la generosidad de acompañarme en la presentación de #Cuestairse, fue esa, qué significa para mí #LibreríaAurora. Librería Aurora fue mi casa, donde yo pasaba todas las horas, rodeada de libros, y me impregnaba del aroma del papel y la tinta. 
Es quizás el germen de mi pasión por la lectura y por la escritura. Es ahora un compendio de recuerdos, de referentes, de raíz de mi misma. Llevaba el nombre de mi madre que se llamaba también Aurora. 

La importancia del nombre: mi primera novela, #Cuestairse, que es el nombre de una casa, que se llama así...¿por qué? Para conocer la respuesta, mejor leer la novela, una historia de ficción que narra la realidad del acoso laboral, pero también idas y venidas a través del océano de tres generaciones en busca de libertad y vida. Y de lo que cuesta irse cuando amamos un lugar, un mar o unas personas. Una historia con un final sorprendente y esperanzador.

Vayan ustedes hoy a la librería a celebrar esta fiesta y cualquier día del año. Todos los días deberían ser el #DíadelasLibrerías. Además, en esta ocasión, pueden pedir esa novela de la que llevo hablando unos días, #Cuestairse. 

FELIZ #DÍADELASLIBRERÍAS.



Marina Heredia, editora de Los Libros del Gato Negro y Antón Castro, periodista y escritor, a mi derecha e izquierda, en el IACC Pablo Serrano el pasado jueves 9 de noviembre, presentando Cuestairse, mi primera novela,
Como escribí ayer en Facebook, después de la resaca emocional, gracias a todos por acompañarme. Espero que disfruten de la lectura de #Cuestairse y sigamos hablando de mi libro.

Nota: Me apropio las fotos que me han llegado de la presentación del jueves para compartirlas, con permiso de María Angulo Egea y Clara Fuertes Escritora.

lunes, 30 de octubre de 2023

Remolino impetuoso en las aguas del mar

Iba a comenzar este post con la siguiente frase “Tras la vorágine emocional del fin de semana…” pero me gusta siempre consultar, contrastar palabras, cambiar por una que se ajuste mejor. La primera definición de vorágine que aparece en el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española es “un remolino impetuoso en las aguas del mar”, como ese mar tan presente en esta mi primera novela.

El libro salió de imprenta el viernes. El sábado, pude sentir una “pasión desenfrenada, mezcla de sentimientos intensos”, que es la segunda acepción de la palabra vorágine. Emoción al acariciar los ejemplares, satisfacción, agradecimiento, pero también temor… y es que ya por la mañana tuve la oportunidad de firmar los primeros ejemplares y hablar de Cuestairse con los lectores que adquirieron el libro. No había entrado nunca en una gatera. La de Los libros del gato negro es muy acogedora, una editorial con amplio catálogo de narrativa, poesía y ensayo. Yo allí, temblando de alegría apasionada, una dicha soñada, una sensación jamás experimentada, como el primer hijo o el primer beso. La inquietud de la primera vez, la incertidumbre de si agradará la historia a los ojos que ya deben estar leyéndola. Y el domingo de nuevo, “una aglomeración de sucesos, de gente y cosas en movimiento”, tercera definición de vorágine. Decido no cambiar la palabra. Se ajusta a lo que ocurrió, lo que sentí, lo que quiero compartir. 

Tras la vorágine emocional del fin de semana, hoy lunes ha sido día de reflexión, asimilar que la novela ya es una realidad, tinta sobre papel. La historia que escribí, materializada. Acaricio el ejemplar que me quedo en casa, ojeo las páginas, huelo el aroma de la tinta en el papel. Me gusta como ha quedado. Y surge una duda estúpida, casi parece que esté de guasa. ¿En que parte de la biblioteca lo coloco? ¿Qué criterio siguen los escritores a la hora de ordenar sus propias obras? Esta es la primera, otras vendrán, seguro, la segunda ya tiene personajes definidos que van cobrando vida y algunos capítulos escritos. Pero, ¿ocupar un espacio junto a mis escritoras admiradas?, me parece casi una irreverencia. ¿Dejarlo sólo en una balda reservada para futuras obras?, un desperdicio de espacio que no puedo permitirme pues, como es habitual, vuelvo a tener toda la librería repleta a pesar de que no hace mucho hice “limpia” y adquirí otro mueble estantería.



Mientras lo decido, si se os ocurre alguna solución, estoy ávida de sugerencias. Y, ¡cómo no!, espero que vosotros no tengáis problema en colocar en vuestra biblioteca Cuestairse. 

Bromas aparte, gracias a la vida —como cantaba María Dolores Pradera— que me sigue dando tanto.


jueves, 19 de octubre de 2023

Galeras y galeradas

La palabra galera tiene, nada mas y nada menos, que quince acepciones en el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española; es lo que podríamos considerar multisémica (este palabro no aparece en el mencionado diccionario), sí polisémica que sería la manera correcta. Yo me he permitido cambiar el poli por multi: quince son muchos significados para una misma palabra. 

La primera definición que aparece es “embarcación de vela y remo…”, quién no recuerda a Charlton Heston remando en Ben-Hur en aquellas galeras romanas, imagen icónica de la Historia del Cine.

La segunda refiere un “carro grande de cuatro ruedas para transportar personas….”. Mi memoria trae al pensamiento una galera carro en el jardín de casa de una amiga, bajo su ventana, y a la que nos subíamos para acceder a la habitación cuando llegábamos de madrugada, dos adolescentes furtivas que se esforzaban por no hacer crujir la antigua madera de “sa galera” y que sus padres se despertasen y nos echasen la bronca.

Quizás en este punto os preguntéis a dónde voy a ir a parar con todo esto que no tiene ninguna relación. Sigamos y lo vemos.

La tercera acepción me traslada a la pandemia: “En los hospitales, fila adicional de camas”. La cuarta tiene que ver con una herramienta de carpintería, desconocida para mí.  Hasta ahora, seguimos sin encontrar nexos más allá del significante común.

Y llegamos a la quinta, que copio íntegra. “Tabla guarnecida por tres de sus lados de unos listones con rebajo, en que entra otra tablita delgada que se llama volandera. Servía para poner las líneas de letras que iba componiendo el oficial cajista, formando con ellas la galerada: la sexta definición se refiere precisamente a galerada, “prueba de composición”.

Página de la galerada

La semana pasada me llegaron las galeradas de mi primera novela. Una emoción, sí, enorme. Y también una reflexión. Imaginé la tarea ingente del “oficial cajista” colocando líneas de letras de cada una de las palabras de cada una de las frases de cada uno de los párrafos de cada una de las páginas de cada uno de los capítulos…¡Qué emocionante, qué significado más bonito, cada una de las letras! Imaginé esa cajetilla y luego la tinta embadurnándolas  y la página de prueba de composición. Hoy es todo mucho más rápido. La digitalización ha cambiado modos y  tareas. Dígito, del latín digitus (dedo), se ha convertido en paradoja semántica a la hora de componer esas volanderas, pues en esta nueva era no es el oficial cajista quien coloca cada una de las letras en la volandera sino programas informáticos. Quiero conservar el romanticismo e imaginar esas manos y esos dedos artesanos para saborear este momento,  tiempo de expectación tras la última corrección. Una espera hasta ver materializado, impreso en papel, el trabajo y la ilusión de mi primera novela.

Por cierto, el resto de acepciones de la palabra galera hasta llegar a la decimoquinta tienen que ver con la ingeniería, las matemáticas o la zoología; incluso hay una que refiere una cárcel para reclusos o mujeres y otra a la pena de castigo, “a galeras”, en que se obligaba a los presos a remar en las galeras reales. 

Nada que ver con la historia que yo he escrito y que ocurre en el siglo XXI. Un relato donde no hay barcos pero sí océano, mar, mares de ida y vuelta, delitos silenciados y dos faros que alumbran la tempestad. No hay esclavos como en Ben Hur pero sí hostigamiento, no hay carros pero sí viajes, no hay hospitales pero sí enfermedad, no hay carpinteros pero sí lienzos. Galeras y galeradas. Y un neologismo para el título, Cuestairse, no es un error, se escribe todo junto. Os explicaré de donde surge y más cosas sobre la historia y sus protagonistas el día de la presentación que anunciaré cuando llegue el libro a las librerías. Ya no queda nada. 

¡Ah! Y veréis también que hay un precioso gato negro que acompaña y mima la edición.



lunes, 16 de octubre de 2023

Día de las escritoras. El placer, la alegría y la risa de las mujeres.

"Cuando una mujer no pretenda demostrar ni que es muy mujer ni que deja de serlo y se entregue a cualquier quehacer o pensamiento desde su condición sin forzarla ni tampoco enorgullecerse de ella, sólo entonces será persona libre".

Carmen Martín Gaite, Cuadernos de todo. 1961 


El lunes más cercano al 15 de octubre, fecha en que falleció Teresa de Jesús se celebra desde 2016 el Día de las Escritoras. Por lo tanto, hoy estamos de celebración. Este año me uno, por primera vez: de puntillas y con mucho respeto. Según el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, escritor o escritora es la persona que escribe. Yo siempre he escrito. Pero en el ámbito literario, un escritor o escritora es quien ha publicado, y así lo recoge también la segunda acepción el diccionario, "autor de obras escritas o impresas"

En las próximas semanas llegará a las librerías mi primera obra publicada. Una novela. Y por eso, en esta ocasión me atrevo a celebrar, con pleno derecho como escritora, y lo hago con tanta alegría como ilusión. 

El Día de las Escritoras es también para dar un toque de atención sobre la obra de tantas mujeres que ha quedado oculta o falta de reconocimiento. Nací el mismo día que Emily Brönte, un 30 de julio. Ella tuvo que firmar con seudónimo algunas de sus obras por ese patriarcado al que hemos estado sometidas durante siglos. Yo, afortunadamente, firmo con mi nombre y mi apellido. Me identifica, me satisface, me reconoce y me congratula. Pero queda mucho por reivindicar; todavía demasiadas mujeres sufren lamentablemente opresión y discriminación. Celebremos y reivindiquemos mientras seguimos escribiendo.

Como escribió Teresa de Jesús, estos días estoy que "vivo sin vivir en mí", Celebro la escritura, siempre, la voz de las mujeres, celebro la vida y la literatura. Y celebro que, después de corregir, revisar, volver a corregir y revisar,  en nada mi novela, Cuestairse, estará en las librerías.

Primeras correcciones

El lema de este año de El Día de las Escritoras es "El placer, la alegría y la risa de las mujeres". 
Transcribo a continuación un poema de Carmen Martín Gaite, escritora que admiro y me acompaña,  en el que comparte con nosotros su alegría. Lo escribió en sus Cuadernos de todo en 1976.:  

"Defiendo la alegría,
la precaria, amenazada, difícil alegría,
mi ración de alegría. 
No me arrastréis al pozo,.
No os lanzo mi alegría a modo de ofensivo privilegio
os la tiendo simplemente, 
como una mano.
Sólo desde esa parcela
titubeante, 
cuestionable, de alegría
que riego y rastrillo
que levanto y defiendo a duras penas
contra viento y marea 
como única bandera
a que quiero alistarme
os consigo mirar, 
entender, ayudar
dirigir mi palabra
poner tal vez, alguna cosa en claro.
No me la reprochéis
como un pecado inmundo, 
ni adobéis de negrura
sus colores ya un poco desteñidos
de tanto restregarlos noche y día.
No me arrastréis al pozo".

¡FELIZ DÍA DE LAS ESCRITORAS!

jueves, 5 de octubre de 2023

Cerrar los ojos

Puro cine, mucho arte y un halo de nostalgia hay en Cerrar los ojos (Víctor Erice,2023). Desde Lumière hasta Dreyer, desde El Sur (Erice, V. 1983) hasta El espíritu de la Colmena (Erice, V. 1973), son las referencias veladas en esta esperada película que se nutre del clasicismo y del más genuino estilo cinematográfico con sello del propio director. Fundidos a negro, ritmo pausado, planos sin artificios innecesarios, notas de piano en la banda sonora, esencia de un anacronismo que es intrínseco a la propia narración y al discurso que el director plantea. 



La historia narra en paralelo el cine dentro del cine, y como un Cinema Paradiso, es una declaración de amor. Toda la cinta es un homenaje al séptimo arte, no sin ese tono melancólico por aquello que se perdió y por lo que ha habido que adaptarse a los nuevos tiempos. Sin embargo, alberga también la moraleja de saber envejecer.  

Vayan ustedes al cine y disfruten del arte, de la delicadeza y la sensibilidad que Erice muestra en cada imagen, en cada frase y en cada silencio. “Un hombre es algo más que su memoria”, dice uno de los personajes, un hombre es en sí mismo individuo y alma. Erice contrapone el olvido a la memoria después de treinta años sin rodar una película, y nos habla también de su propia experiencia, de películas inacabadas, de retiros voluntarios o forzados, de huir, de vivir. Y de cerrar los ojos. Un actor que desapareció cuando rodaba una película dejando sus zapatos junto al acantilado y el director de esa película, la que fue también la última y no llegó a estrenarse por no haberse finalizado, colabora veinte años después en un programa de televisión de casos desaparecidos. Así comienza la película. Luego, la sospecha de si desapareció voluntariamente, si le ocurrió un accidente, si vive todavía...los motivos que le llevaron a ello, si los hubo, la memoria, el olvido. No es un thriller, no es una persecución, pero sí una búsqueda, de la verdad, de uno mismo, de los silencios, del cine y de la vida. 

Magistrales todos los actores y actrices de un elenco que otorga categoría sublime al film, desde Manolo Solo, Mario Pardo y José Coronado hasta Ana Torrent (esos ojos, ese plano mirando la pantalla del cine como cuando tenía cinco años), Petra Martínez o María León, y el lujo de contar con Josep María Pou. Confieso mi debilidad por Mario Pardo, que interpreta con maestría a Max, un personaje tan entrañable como fundamental: “En el cine ya no hay milagros desde que murió Dreyer”. Pues bien, en Cerrar los ojos hay milagro, la vida en el cine y el cine en la vida, y el regreso de Erice. Un milagro que nos mantiene en la fe y en la práctica. Hay que ver esta película en pantalla grande, en una sala a oscuras y en silencio. Disfruten. Gracias Víctor.

 


lunes, 11 de septiembre de 2023

El puzle

A finales de los años noventa adquirimos un puzle con las icónicas torres gemelas de New York. El cielo era azul, muy azul, sin apenas cambio de tonalidades y resultaba muy difícil encontrar la pieza que encajase. Así que después de varios meses extendido en una cartulina, con el skyline neoyorkino vulnerable y sus dos torres sin cobertura celeste devolvimos las piezas a la caja.

El 11 de septiembre de 2001, atónita, vi en directo desde el sofá de mi casa como se desplomaban los dos edificios. Un atentado, una sinrazón, mucho polvo, demasiada muerte y mucho dolor.  Manhattan quedaba desdibujado bajo una nube gris que asfixiaba el aire y los corazones de miles de personas. Aquel informativo duró siete horas, el más largo de la historia de la televisión española. Se puede re-visionar completo en @rtve y se revive la sensación de estupor, la rabia, la indignación, la impotencia, aparte del magnífico trabajo periodístico en directo en unos momentos de confusión y perplejidad. El género humano cae una y otra vez en el retroceso absurdo que provoca la ambición y el fundamentalismo, la sinrazón, aun siendo seres que nos distinguimos por esa superioridad que otorga la razón, o eso debería.

En 2016 estuve en esa zona cero; dos enormes huecos obligan a mirar al visitante hacia abajo, negro vacío, profundo dolor, mientras por las paredes cae lenta el agua como si fuesen lágrimas sostenidas. Había rosas en algunos de los nombres de los casi 3000 fallecidos, grabados a todo alrededor. Levanté la vista y miré al cielo para tomar aire: estaba azul, muy azul. Y otra torre altísima dibujaba un nuevo skyline sobre la ciudad, One World Trade Center.


Recordé las piezas del puzle que dormían en la caja y me propuse comenzarlo de nuevo. No sé si lo hice por restituir un ápice de ese vacío, pero construir de nuevo las torres y cubrirlas con el precioso cielo azul que recibe los rayos del sol atardecido era como iluminar de nuevo aquel vacío oscuro y negro. Conseguí acabarlo, esta vez sí, después de veinte años y varios meses de prueba error, mucha paciencia y mucho tesón. Está en el pasillo. A menudo me paro, lo miro con detenimiento. Hoy, con un recuerdo muy especial y con la esperanza de que aprendamos a construir y no a destruir, a hablar y no a disparar. También es para mí un símbolo del esfuerzo por mejorar y persistir.


Fotografías Aurora Pinto







sábado, 2 de septiembre de 2023

Las chicas están bien


Salgo del cine con la sensación de haber visto una buena película. También me ocurrió la semana pasada con Oppenheimer (Nolan, 2023), tan distinta y tan lejana. Es lo que tiene el cine. No son comparables pero a pesar de la ausencia de semejanzas ni conexiones temáticas o formales, la diversidad permite hablar de calidad artísticaLas chicas están bien (Itsaso Arana, 2023) rezuma belleza y cine. Además me genera esperanza en el futuro del séptimo arte ya que para la directora  esta es su ópera prima; hasta ahora la conocíamos como actriz en La Virgen de agosto o Tenéis que venir a verla de Jonás Trueba, entre otras.

La historia que cuenta se desarrolla en una casa en el campo donde cinco mujeres llegan para ensayar una obra de teatro. Partiendo de esta premisa simple la película avanza indagando cada uno de los personajes, cuatro actrices jóvenes (interpretadas por Bárbara Lennie, Irene Escolar, Itziar Manero, Helena Ezquerro) y una directora/escritora que es la propia Itsaso. Ellas, las actrices en la pantalla, son al mismo tiempo ellas mismas, las actrices reales que interpretan con sus propios nombres. Se juega así entre ficción y realidad, casi como si de un documental se tratase, invitando al espectador a seguir los diálogos entre ellas para conocerlas (a las mujeres en la ficción y a todas las mujeres reales que vivimos en el mundo real) y conocer sus problemáticas personales: la muerte, la maternidad, las creencias, el amor, el sexo. Todos los temas deconstruyen una ficción que aparece vestida de sedas del siglo XVII y sin embargo está presente en nuestro siglo XXI. Y además, el cuento de la princesa, un príncipe y un guisante. Y un sapo.

Acercándose al estilo de la Nouvelle vague por tener una trama basada en el diálogo constante, Itsaso nos deleita con una apuesta visual potente en cada corte, con planos que cuidan tanto la belleza como la planificación, desde la luz a la composición que resulta conceptual en sí misma. Nada sobra, nada es recargado, todo es sencillo y real. La fotografía impecable. El vestuario, las localizaciones naturales, todo es diegético en función de la historia, todo es puro y verdadero.

Además, la potente presencia de todo el elenco, no solo las protagonistas, sino también los secundarios Gonzalo Herrero, Mercedes Unzeta y la niña Julia León, otorga fuerza y sensibilidad a la narración que presenta recovecos interiores emocionando al espectador. Tan amena como encantadora es esta película que animo a ver en cines para saborearla en todo su esplendor.





lunes, 28 de agosto de 2023

Sobre el tapete de ganchillo. La familia

Cuando le dije al librero de Cálamo que no había leído nada de Sara Mesa (Madrid, 1976) y dudaba entre llevarme Un amor o La familia me dijo que los dos eran muy buenos. Me decidí por el segundo, quizás por el título y el texto de la contracubierta. Y resulta que además fue "Premio Cálamo Extraordinario 2022".

Lo he leído en cuatro días. La narración avanza como el hilo se entrelazaría en el ganchillo para tejer un dibujo final que es una historia consistente y llena de verdad. Una ficción que se nutre de personajes que van y vienen, con varios puntos de vista (Martina, Rosa, Damián, Aqui) y que van introduciendo anécdotas, a priori sin venir a cuento pero que dan una textura impecable llenando de fuerza y de transparencia el relato. Un padre demasiado ordenado y exigente, una madre ausente, tres hijos que soportan el abuso de autoridad, una hermana adoptiva que en realidad es prima, los tiempos, las edades, la clase social, los vecinos, un perro, una amiga, el presente y el pasado… En este caso el diseño juega con los tiempos y los personajes, los silencios, verdades y mentiras que obligan al lector a seguir leyendo, para saber más y más.

Entretanto, los caracteres, las miserias, las condiciones humanas y la vida misma componen ese tejido de corte sencillo, algo que casi todos conocemos y es a la vez tan elegante como la buena literatura que narra y describe, que aporta imágenes y anécdotas, y que indaga en el género y el alma humana. Disfrutar de ese tejido que se ajusta al mueble y que le deja respirar, que le viste y que muestra a la vez su desnudez por la insinuación discreta, que le da vida con destellos de blancura y luces de textura. Sobre el tapete de ganchillo que cubre la mesa un ramo desnudo y seco pero con cientos de matices y telarañas que nadie quiere romper pues son la esencia de lo que somos. 

Fotografía Aurora Pinto

El peso de lo que ocurre en la infancia y marca la existencia del adulto y de cómo cada edad tiene su propia interpretación rompe el mito y presenta un concepto de familia desde una perspectiva tan real que constituye casi una ficción documentada. La familia (Anagrama, 2022), literatura joven y buena. Imágenes descritas sin rodeos y personajes de psicología muy bien perfilada. 

Esta semana me acercaré a la librería a por Un amor (Anagrama, 2020) que quedó en mi lista de pendientes para leerlo antes de que se estrene la adaptación cinematográfica que ha dirigido Isabel Coixet y que se prevé que llegará a los cines el 10 de noviembre.

domingo, 20 de agosto de 2023

Literatura en Candasnos

 

Recorrer las calles de Candasnos y los lugares emblemáticos que rodean al pueblo no será lo mismo, para los que vivimos aquí, después de leer La ley del hambre (Ed.Contraluz, 2023), la novela escrita por Ana Ballabriga y David Zaplana. Será difícil olvidar lo que ocurre en esta obra de ficción, que no es sólo una historia de terror, ni pertenece exclusivamente al género negro, ni es sólo una narración con elementos de fantasía y ciencia ficción. Y sin embargo todas las características de esas formas literarias componen esta novela escrita a cuatro manos. Desde el realismo mágico hasta el costumbrismo realista. “En la pobreza lo bello apenas brillaba un instante, como una flor que nace en el desierto”, escriben los dos autores.

Hace cuatro días acabaron las fiestas mayores de Candasnos. El último, el 16 de agosto, San Roque, Ana y David presentaron su novela en el salón del cine. Hacía mucho calor pero también había mucho calor: vecinos y visitantes escucharon con atención a los autores, presentados por Loly Ballabriga. El acto había sido organizado por la Asociación de Amas de Casa Corazón de Monegros, el Ayuntamiento de Candasnos y la Asociación de Cine Candasnos. Todos expectantes ante una novela que se desarrolla en este pequeño pueblo de calles perpendiculares y llanas donde las balsas de agua tuvieron un protagonismo estelar durante siglos y ahora, en La ley del hambre,  surgen "chapoteos y gruñidos espeluznantes". 

 Ana Ballabriga (Candasnos, 1977) reconoció en la presentación que durante algunos años había estado desvinculada de su pueblo (aunque jamás dejó de ir) y este libro le había servido para reconciliarse de alguna manera con su lugar de nacimiento,  como un regreso, como Calixta, una de las protagonistas que sale de Candasnos en su juventud y regresa años más tarde. Muchas mujeres abandonaron el pueblo para servir en Barcelona o Zaragoza en la década de los cincuenta y los sesenta. Sus hijos, que nacimos lejos de este pueblo, lo amábamos en la nostalgia de las historias que nos contaban y pasábamos los veranos en casa de nuestros abuelos y tíos. Recuerdo, como un sueño, la primera vez que fui a la Balsa Buena sentada en un carrito entre los cántaros a buscar agua con mi tía. Si hubiese sabido lo que años mas tarde leería en una novela no me habría atrevido a ir.

El germen de la vinculación a un lugar va más allá del nacimiento, aunque también. Dice el refrán que uno no es de donde nace, sino de donde pace. Yo reivindico mi Barcelona amada, con su mar y su gentío, sus barrios populares y sus avenidas majestuosas, sus paseos arbolados y sus contrastes sombreados. Pero Candasnos también. A pesar de todo y de todos.

Existe una publicación anterior, de 1933, titulada Candasnos que escribió José Sampériz Janin (1910-1941), intelectual que murió gaseado en Mauthausen. Recientemente la novela de la que no existían ejemplares se reeditó a modo facsímil. Pero calificarla es tan arduo como leerla. Yo lo hice, y la náusea me obligó a detenerme y cerrar los ojos ante la brutalidad y salvajismo de algunas secuencias. 

Sin embargo, esta nueva historia situada en Candasnos, me ha enganchado tanto que en tres días ya la he leído. Y también hay secuencias feroces, sí, pero muy bien integradas y con acción trepidante. Confieso que no soy asidua de este tipo de lecturas pero en este caso la intriga y el hecho de su localización me hacían avanzar página tras página, recorriendo los espacios y acompañando a unos personajes muy bien construidos. La niebla presente durante casi toda la novela no puede ocultar el trabajo de investigación y documentación que los autores han realizado, como reconoció David Zaplana (Cartagena, 1975) y que les llevó desde El Molino de Barcelona hasta el Conventaz de Candasnos, un lugar muy poco investigado y cuyos restos dan juego a la magia y los maleficios presentes en la novela. 

Invito a los lectores a acercarse a este pueblo dividido en dos mitades por la Nacional II, "como una antigua cicatriz" y visitar los lugares (Balsa Buena, Plaza Mayor, Pozo del Hielo, calle San Isidro, la Hermandad, el cuartel de la Guardia Civil, las escuelas...) donde se desarrollan los hechos. ¿Increíbles? Tal vez, pero la imaginación de Ana y David han hecho que ocurran. La ficción y la realidad conviven en La ley del hambre donde también se recrean, con mayor o menor acierto, algunos hechos históricos insertando a los protagonistas de la ficción. Lenguaje sencillo, narración muy cuidada, ritmo ágil, descripciones detalladas y, sobre todo, unos personajes muy bien construidos y entretejidos, dan a la novela ese fuerza de seguir avanzando párrafo tras párrafo.

La historia tiene tres puntos de vista, el de Calixta que, como hemos dicho, se fue del pueblo y vivió en Barcelona unos años, el de Caín, un guardia civil destinado en el puesto de Candasnos y el de Vera, una periodista que por circunstancias llega al pueblo. Los tres se verán envueltos en los extraños acontecimientos que ocurren en esa pequeña localidad de cuatrocientos habitantes, dominada por una familia de caciques desde el final de la Guerra Civil. Hay otro personaje muy relevante, Quico: “Si el hambre es la ley, la rebelión es la justicia”, repite. Él encarna los ideales, la anarquía y el amor. 

“Una empresa de semillas, un chico desaparecido, la familia Galán, tablillas de maldición romanas, animales asesinos, conspiraciones mundiales, un escocés con bigote y un médico especializado en genética. Nada tenía sentido. Y, de alguna forma, intuía que ya disponía de todas las piezas del puzle: solo había que ordenarlas”. Este pensamiento de Vera, la periodista, resume bastante bien la novela. Los autores consiguen ordenar el galimatías de sucesos y casi obligan al lector a seguir avanzando en la siguiente página. La intriga está servida. El desenlace es un mensaje subliminal contra los poderes que, todavía, manejan la vida en muchos pueblos como Candasnos. Por desgracia, no abundan los Quico para rebelarse contra la ley del hambre. 

Ana  Ballabriga y David Zaplana en la presentación en Candasnos el 16 de agosto junto a Loly Ballabriga y miembros de las Amas de Casa Corazón de Monegros que colaboraron en la organización del acto.


 

miércoles, 2 de agosto de 2023

Cine y poesía, poesía y cine

El cine es una experiencia colectiva. La poesía, individual. El cine se nutre de la realidad para construir una ficción verosímil; la poesía se perfila entre la realidad y el deseo

Ambos, cine y poesía, son artes para el disfrute y la reflexión, canales del alma para sentir y sentirse. The end (interludio) de Jesús Soria Caro, editado ahora por Los libros del gato negro es poesía y cine, principio y final, realidad y ficción, versos e imágenes. Un deleite para los sentidos y el pensamiento.

"Deseos censurados

en los fotogramas

de la vida. 

Tiempo de libertad

entre las sombras

de la sala.

Proyecciones de realidad

en las imágenes 

de la película."

Jesús Soria Caro, poema Cinema Paradiso (una de mis películas preferidas)


miércoles, 26 de julio de 2023

Sin miedo

He leído Vengo de ese miedo (Tusquets, 2022) de Miguel Ángel Oeste (Málaga, 1973). Hay mucho que destacar, mucho que llama la atención y mucho por lo que recomendar el libro. Voy a argumentar, sin miedo, mi admiración por el autor y por su valentía.

Quiero matar a mi padre. Así comienza la novela. Una frase para vencer el miedo y el dolor del  protagonista, que escribe en primera persona narrando cronológicamente los hechos de maltrato y  abandono desgarrado que sufrió siendo niño y la reflexión del hombre adulto que intenta comprender, ordenar, vencer... caminar hacia delante sin miedo.


Por qué la historia que cuenta viene del miedo pero Miguel Ángel Oeste ha sido valiente al escribirla, al convertir en literatura retazos de su dolor. El autor se desnuda y, a oscuras, abre la puerta para que la luz guíe su escritura, una luz que en el fondo es esperanza. Desde una infancia rota y una adolescencia de superviviente, el protagonista alcanza una madurez que le otorga serenidad y amor por la vida. Eso es en sí mismo la forja de un carácter valiente, el que viene del miedo, aprende primero a convivir con él y luego a vencerlo. 

Convertir el miedo en luz, la oscuridad en vida y el dolor el literatura. No hay exhibicionismo, hay elegancia a pesar de las imágenes duras y desgarradoras que, casi de manera cinematográfica, el lector visualiza en la pantalla de su pensamiento. Tuve que dejar de leer en más de una ocasión, hacer una pausa, levantar la vista de las palabras y cerrar el libro para asimilar el desgarro y vencer el miedo. Yo también quise matar al padre. Pero la narración está tan bien hilada que en la siguiente página la historia te obliga a continuar. No hay morbo posible. Son el dolor y el desgarro los que argumentan, desde el miedo, y también desde el odio y desde el amor.  Odiar al padre y quererlo al mismo tiempo.

Recordé los hermanos Claus y Lucas de Agota Kristof,  pero en Vengo de ese miedo no hay guerra ni engaño ni maldad en los niños; aquí están huérfanos de amor y de atención, en una época y un país que vivía también en el miedo.

En la presentación del libro en Zaragoza, Oeste afirmó «Reivindico que es un libro abierto, luminoso y esperanzador». Lo es, a pesar de la crueldad bárbara. También afirmó que «la memoria es personal y cada uno construye la realidad a su manera». ¿Qué es la verdad? Ficción, realidad, memoria. Todo lo que existe. Por encima de todo la literatura y, todavía más por encima, la vida.

En la dedicatoria de mi ejemplar el autor me deseó "esperanza" de que tras la lectura de este libro terminasen mis miedos y pudiese explorar mis propios fantasmas. Tengo muchos miedos y fantasmas y me he dado cuenta de que, al lado de lo que vivió el protagonista de esta novela, los míos son como los del logotipo Ghostbusters, blancos, redonditos, sonrientes y regordetes. Los venceré, sin duda, escribiendo, leyendo. 

Gracias por escribir, Miguel Angel. Este libro hay que leerlo. Recomiendo cien por cien. Por nosotros, por nuestros hijos, y por los hijos de nuestros hijos.