viernes, 22 de diciembre de 2023
Alegría (contenida) y buenos augurios para compartir. Belleza.
domingo, 17 de diciembre de 2023
Pajaricas
Domingo 17 de diciembre de 2023. Día soleado y luminoso tras una noche bajo cero, la primera helada a cinco días de que comience el invierno.
Dedico la tarde a la lectura de
un libro pequeño, coqueto, de título larguísimo —como reconoce el propio autor—
y enorme contenido. No me gusta recurrir a los refranes, pero es inevitable hoy
citar eso de “en frasco pequeño está el mejor perfume”. El secreto de las pajaritas. El homenaje de un carpintero a Ramón Acín
en el santuario de San Úrbez de Nocito (Huesca). Admiración, respeto y dolor
(cuento extra) es la última exquisita fragancia que nos regala un
perfumista de las letras, Víctor Juan. Un maestro que escribe esa prosa amable,
inteligente, luminosa, fuente de sabiduría y generosidad. Por qué con él
aprendes tanto como te diviertes, reflexionas sobre conceptos abstractos como
la justicia, el pensamiento, lo infinito y “mientras lees, te sientes
acompañado y reconfortado” parafraseando al propio autor en el prólogo de esta “historia
de valentía, de compromiso y de amistad”.
Después de leer el libro, de
conocer e imaginar la historia del carpintero que colocó las pajaritas en el
retablo del Santuario de San Úrbez, en Nocito (Huesca), después de acompañar la
memoria de Ramón Acín y de escuchar el susurro de las dos pajaritas que han
comenzado a dialogar ahora ya en el anochecido, no se me ha ocurrido mejor
homenaje que hacer dos “pajaricas”, como las llamaba Ramón Acín, y colocarlas
mirándose, para “que se cuiden la una a la otra y se cuenten secretos”. Y escucho
que agradecen lo imaginado, las palabras compartidas, frases que son un poema
de sabiduría, y agradecen la sonrisa que ven en los lectores, esa que siempre
queda al finalizar los libros de Víctor Juan. Con él, los días son azules y las
librerías se llenan de vida.
Gracias por este libro “híbrido, mestizo, que combina la investigación histórica con el ensayo y la ficción”, tal como él mismo define este exquisito perfume, que huele a vida y a alegría, porque para Víctor Juan “la tristeza no es la última palabra” y “necesitamos historias hermosas para vivir, historias balsámicas que alivien el dolor que nos producen los arañazos en el alma y en el corazón”.
Mañana, lunes, las "pajaricas" de
papel se quedarán entre las páginas de ese libro a la espera de nuevos secretos
y, sobre todo, para que las historias que escribimos sirvan también para
restituir justicia a la Historia, y que el olvido no borre el recuerdo de
hombres y mujeres a los que se les robó la vida y la alegría.
Editado por Rolde de Estudios Aragoneses y Fundación Ramón y Katia Acín
viernes, 8 de diciembre de 2023
Fiebre en la feria
Aunque las primeras horas mañaneras fueron un poco desoladoras. Poco público, pocas firmas. Comencé a preguntarme si valía la pena estar allí con escalofríos, disimulando mi malestar físico, con una sonrisa y una energía impostada. Pues mira, sí, valió la pena. Conocí a dos poetas, que además son padre e hijo, los Conde, con quien compartí stand editorial, y con los que daba gusto estar allí. También con un ilustrador, Carlos, de humor surrealista y generosidad inmensurable, que dibujó y coloreó mientras yo repetía mi admiración y mi envida sana, ¡Qué arte!.
Llegó la hora de comer y ahí me
fui recomponiendo. El dolor de cabeza y los escalofríos dejaron paso a una tos
insistente pero que podía tolerar. Lo mejor, la conversación con todos los de
la gatera, los dos poetas, el ilustrador, la editora, Don Antonio y Sol.
Ya en la tarde el púbico se
animó. Pude saludar a algunos amigos y firmé para ellos mi libro, #Cuestairse.
Pocos pero muy entrañables.
martes, 14 de noviembre de 2023
Un domingo fantástico en martes
La historia que ha escrito Paula Beltrán comienza así: “En la parte más alta de la casa del abuelo había un lugar tan misterioso que permanecía oculto”. Imaginad que interesante es lo que viene a continuación. Y como estamos hablando de un libro infantil, tan importante como el texto son las ilustraciones. Pilar Serrano ha dibujado vida y color en cada una de las palabras, haciendo que las páginas sean un espacio donde las niñas y los niños puedan encontrar sorpresas e imaginar mucho más todavía. “Es un lujo estar con ella”, ha afirmado Paula, que al principio no se atrevía a proponerle a Pilar que ilustrase el cuento. “Desde que recibí el mensaje de Paula y comencé a leer la historia, ya iba viendo ideas”, ha asegurado Pilar, que se estrena en esto de ilustrar un cuento infantil.
Paula Beltrán y Pilar Serrano en la presentación |
Esta tarde de hoy martes 14 de noviembre se ha presentado en Zaragoza el libro. Pero no solo eso, sino también la editorial que la autora, Paula Beltrán, ha creado, Tacitaymedia. “El 18 de agosto, paseando por los montes de los Pirineos, me dije, ¿por qué no?”. Caminar por los montes con los pies en la tierra, seguro que tomó la decisión correcta. Una nueva editorial es siempre motivo de felicitación y celebración para quienes amamos los libros. Enhorabuena, Paula.
En la sala del Gran Hotel de Zaragoza donde se estaba llevando a cabo la presentación había, además de emoción y nervios, muchos niños y niñas que al principio revoloteaban por allí pero se han sentado prestando atención en cuanto Paula ha comenzado a leer el cuento. Luego, con el chispún final todos han estallado en aplausos. Y después, en el turno de preguntas, han sido esas niñas y esos niños los más interesados en averiguar, por ejemplo, cuánto tiempo les ha costado a las autoras escribir e ilustrar Un domingo fantástico. “Comenzamos en febrero”, han respondido al unísono escritora e ilustradora. También les han preguntado si se atreverían a escribirlo en otro idioma, o por qué Luc, uno de los niños protagonistas que también lo era en el primer libro de Paula ¿Dónde meto a mi hermana? (Hola Monsruo,2021), lleva aquí el pelo de otro color. Incluso ha habido una niña que se ha ofrecido para enviarle un guion y ver si se lo publica en la nueva editorial.
Auguro éxitos para Un domingo fantástico y para la editorial y deseo que sean muchos más los cuentos y las historias que Paula y Pilar publiquen. Como ha dicho una de las niñas, a mi también me gusta que las nubes y los árboles de este cuento tengan ojos y cara. Y que haya muchas ratitas escondidas entre las páginas.
sábado, 11 de noviembre de 2023
Día de las librerías
lunes, 30 de octubre de 2023
Remolino impetuoso en las aguas del mar
Tras la vorágine emocional del fin de semana, hoy lunes ha sido día de
reflexión, asimilar que la novela ya es una realidad, tinta sobre papel. La historia que escribí, materializada.
Acaricio el ejemplar que me quedo en casa, ojeo las páginas, huelo el aroma de
la tinta en el papel. Me gusta como ha quedado. Y surge una duda estúpida, casi parece que esté de guasa. ¿En
que parte de la biblioteca lo coloco? ¿Qué criterio siguen los escritores a la
hora de ordenar sus propias obras? Esta es la primera, otras vendrán, seguro,
la segunda ya tiene personajes definidos que van cobrando vida y algunos
capítulos escritos. Pero, ¿ocupar un espacio junto a mis escritoras admiradas?,
me parece casi una irreverencia. ¿Dejarlo sólo en una balda reservada para
futuras obras?, un desperdicio de espacio que no puedo permitirme pues, como es
habitual, vuelvo a tener toda la librería repleta a pesar de que no hace mucho
hice “limpia” y adquirí otro mueble estantería.
Mientras lo decido, si se os ocurre alguna solución, estoy ávida de sugerencias. Y, ¡cómo no!, espero que vosotros no tengáis problema en colocar en vuestra biblioteca Cuestairse.
Bromas aparte, gracias a la vida —como cantaba María Dolores Pradera— que me sigue dando tanto.
jueves, 19 de octubre de 2023
Galeras y galeradas
La palabra galera tiene, nada mas y nada menos, que quince acepciones en el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española; es lo que podríamos considerar multisémica (este palabro no aparece en el mencionado diccionario), sí polisémica que sería la manera correcta. Yo me he permitido cambiar el poli por multi: quince son muchos significados para una misma palabra.
La primera definición que aparece es “embarcación de vela y remo…”, quién no recuerda a Charlton
Heston remando en Ben-Hur en aquellas galeras romanas, imagen icónica de la
Historia del Cine.
La segunda refiere un “carro grande de cuatro ruedas para transportar personas….”. Mi memoria trae al pensamiento una galera carro en el jardín de casa de una amiga, bajo su ventana, y a la que nos subíamos para acceder a la habitación cuando llegábamos de madrugada, dos adolescentes furtivas que se esforzaban por no hacer crujir la antigua madera de “sa galera” y que sus padres se despertasen y nos echasen la bronca.
Quizás en este punto os preguntéis a dónde voy a ir a parar con todo esto que no tiene ninguna relación. Sigamos y lo vemos.
La tercera acepción me traslada a la pandemia: “En los hospitales, fila adicional de camas”. La cuarta tiene que ver con una herramienta de carpintería, desconocida para mí. Hasta ahora, seguimos sin encontrar nexos más allá del significante común.
Y llegamos a la quinta, que copio íntegra. “Tabla guarnecida por tres de sus lados de unos listones con rebajo, en que entra otra tablita delgada que se llama volandera. Servía para poner las líneas de letras que iba componiendo el oficial cajista, formando con ellas la galerada: la sexta definición se refiere precisamente a galerada, “prueba de composición”.
Página de la galerada |
La semana pasada me llegaron las galeradas de mi primera novela. Una emoción, sí, enorme. Y también una reflexión. Imaginé la tarea ingente del “oficial cajista” colocando líneas de letras de cada una de las palabras de cada una de las frases de cada uno de los párrafos de cada una de las páginas de cada uno de los capítulos…¡Qué emocionante, qué significado más bonito, cada una de las letras! Imaginé esa cajetilla y luego la tinta embadurnándolas y la página de prueba de composición. Hoy es todo mucho más rápido. La digitalización ha cambiado modos y tareas. Dígito, del latín digitus (dedo), se ha convertido en paradoja semántica a la hora de componer esas volanderas, pues en esta nueva era no es el oficial cajista quien coloca cada una de las letras en la volandera sino programas informáticos. Quiero conservar el romanticismo e imaginar esas manos y esos dedos artesanos para saborear este momento, tiempo de expectación tras la última corrección. Una espera hasta ver materializado, impreso en papel, el trabajo y la ilusión de mi primera novela.
Por cierto, el resto de acepciones de la palabra galera hasta llegar a la decimoquinta tienen que ver con la ingeniería, las matemáticas o la zoología; incluso hay una que refiere una cárcel para reclusos o mujeres y otra a la pena de castigo, “a galeras”, en que se obligaba a los presos a remar en las galeras reales.
Nada que ver con la historia que yo he escrito y que ocurre en el siglo XXI. Un relato donde no hay barcos pero sí océano, mar, mares de ida y vuelta, delitos silenciados y dos faros que alumbran la tempestad. No hay esclavos como en Ben Hur pero sí hostigamiento, no hay carros pero sí viajes, no hay hospitales pero sí enfermedad, no hay carpinteros pero sí lienzos. Galeras y galeradas. Y un neologismo para el título, Cuestairse, no es un error, se escribe todo junto. Os explicaré de donde surge y más cosas sobre la historia y sus protagonistas el día de la presentación que anunciaré cuando llegue el libro a las librerías. Ya no queda nada.
lunes, 16 de octubre de 2023
Día de las escritoras. El placer, la alegría y la risa de las mujeres.
"Cuando una mujer no pretenda demostrar ni que es muy mujer ni que deja de serlo y se entregue a cualquier quehacer o pensamiento desde su condición sin forzarla ni tampoco enorgullecerse de ella, sólo entonces será persona libre".
Carmen Martín Gaite, Cuadernos de todo. 1961
El lunes más cercano al 15 de octubre, fecha en que falleció Teresa de Jesús se celebra desde 2016 el Día de las Escritoras. Por lo tanto, hoy estamos de celebración. Este año me uno, por primera vez: de puntillas y con mucho respeto. Según el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, escritor o escritora es la persona que escribe. Yo siempre he escrito. Pero en el ámbito literario, un escritor o escritora es quien ha publicado, y así lo recoge también la segunda acepción el diccionario, "autor de obras escritas o impresas".
En las próximas semanas llegará a las librerías mi primera obra publicada. Una novela. Y por eso, en esta ocasión me atrevo a celebrar, con pleno derecho como escritora, y lo hago con tanta alegría como ilusión.
El Día de las Escritoras es también para dar un toque de atención sobre la obra de tantas mujeres que ha quedado oculta o falta de reconocimiento. Nací el mismo día que Emily Brönte, un 30 de julio. Ella tuvo que firmar con seudónimo algunas de sus obras por ese patriarcado al que hemos estado sometidas durante siglos. Yo, afortunadamente, firmo con mi nombre y mi apellido. Me identifica, me satisface, me reconoce y me congratula. Pero queda mucho por reivindicar; todavía demasiadas mujeres sufren lamentablemente opresión y discriminación. Celebremos y reivindiquemos mientras seguimos escribiendo.
Como escribió Teresa de Jesús, estos días estoy que "vivo sin vivir en mí", Celebro la escritura, siempre, la voz de las mujeres, celebro la vida y la literatura. Y celebro que, después de corregir, revisar, volver a corregir y revisar, en nada mi novela, Cuestairse, estará en las librerías.
Primeras correcciones |
"Defiendo la alegría,la precaria, amenazada, difícil alegría,mi ración de alegría. No me arrastréis al pozo,.No os lanzo mi alegría a modo de ofensivo privilegioos la tiendo simplemente, como una mano.Sólo desde esa parcelatitubeante, cuestionable, de alegríaque riego y rastrilloque levanto y defiendo a duras penascontra viento y marea como única banderaa que quiero alistarmeos consigo mirar, entender, ayudardirigir mi palabraponer tal vez, alguna cosa en claro.No me la reprochéiscomo un pecado inmundo, ni adobéis de negrurasus colores ya un poco desteñidosde tanto restregarlos noche y día.No me arrastréis al pozo".
¡FELIZ DÍA DE LAS ESCRITORAS!
jueves, 5 de octubre de 2023
Cerrar los ojos
Puro cine, mucho arte y un halo de nostalgia hay en Cerrar los ojos (Víctor Erice,2023). Desde Lumière hasta
Dreyer, desde El Sur (Erice, V. 1983) hasta El espíritu de la Colmena (Erice, V. 1973), son las referencias
veladas en esta esperada película que se nutre del clasicismo y del más genuino
estilo cinematográfico con sello del propio director. Fundidos a negro, ritmo pausado, planos sin artificios innecesarios, notas de
piano en la banda sonora, esencia de un anacronismo que es intrínseco a la
propia narración y al discurso que el director plantea.
Magistrales todos los actores y actrices de un elenco que
otorga categoría sublime al film, desde Manolo Solo, Mario Pardo y José Coronado
hasta Ana
Torrent (esos ojos, ese plano mirando la pantalla del cine como cuando
tenía cinco años), Petra Martínez
o María León,
y el lujo de contar con Josep María Pou.
Confieso mi debilidad por Mario Pardo, que interpreta con maestría a Max, un
personaje tan entrañable como fundamental: “En el cine ya no hay milagros desde
que murió Dreyer”. Pues bien, en Cerrar
los ojos hay milagro, la vida en el cine y el cine en la vida, y el regreso
de Erice. Un milagro que nos mantiene en la fe y en la práctica. Hay que ver
esta película en pantalla grande, en una sala a oscuras y en silencio. Disfruten.
Gracias Víctor.
lunes, 11 de septiembre de 2023
El puzle
A finales de los años noventa adquirimos un puzle con las icónicas torres gemelas de New York. El cielo era azul, muy azul, sin apenas cambio de tonalidades y resultaba muy difícil encontrar la pieza que encajase. Así que después de varios meses extendido en una cartulina, con el skyline neoyorkino vulnerable y sus dos torres sin cobertura celeste devolvimos las piezas a la caja.
El 11 de septiembre de 2001, atónita, vi en directo desde el sofá de mi casa como se desplomaban los dos edificios. Un atentado, una sinrazón, mucho polvo, demasiada muerte y mucho dolor. Manhattan quedaba desdibujado bajo una nube gris que asfixiaba el aire y los corazones de miles de personas. Aquel informativo duró siete horas, el más largo de la historia de la televisión española. Se puede re-visionar completo en @rtve y se revive la sensación de estupor, la rabia, la indignación, la impotencia, aparte del magnífico trabajo periodístico en directo en unos momentos de confusión y perplejidad. El género humano cae una y otra vez en el retroceso absurdo que provoca la ambición y el fundamentalismo, la sinrazón, aun siendo seres que nos distinguimos por esa superioridad que otorga la razón, o eso debería.
En 2016 estuve en esa zona cero; dos enormes huecos obligan a mirar al visitante hacia abajo, negro vacío, profundo dolor, mientras por las paredes cae lenta el agua como si fuesen lágrimas sostenidas. Había rosas en algunos de los nombres de los casi 3000 fallecidos, grabados a todo alrededor. Levanté la vista y miré al cielo para tomar aire: estaba azul, muy azul. Y otra torre altísima dibujaba un nuevo skyline sobre la ciudad, One World Trade Center.
Recordé las piezas del puzle que dormían en la caja y me propuse comenzarlo de nuevo. No sé si lo hice por restituir un ápice de ese vacío, pero construir de nuevo las torres y cubrirlas con el precioso cielo azul que recibe los rayos del sol atardecido era como iluminar de nuevo aquel vacío oscuro y negro. Conseguí acabarlo, esta vez sí, después de veinte años y varios meses de prueba error, mucha paciencia y mucho tesón. Está en el pasillo. A menudo me paro, lo miro con detenimiento. Hoy, con un recuerdo muy especial y con la esperanza de que aprendamos a construir y no a destruir, a hablar y no a disparar. También es para mí un símbolo del esfuerzo por mejorar y persistir.
Fotografías Aurora Pinto |
sábado, 2 de septiembre de 2023
Las chicas están bien
Salgo del cine con la sensación de haber visto una buena película. También me ocurrió la semana pasada con Oppenheimer (Nolan, 2023), tan distinta y tan lejana. Es lo que tiene el cine. No son comparables pero a pesar de la ausencia de semejanzas ni conexiones temáticas o formales, la diversidad permite hablar de calidad artística. Las chicas están bien (Itsaso Arana, 2023) rezuma belleza y cine. Además me genera esperanza en el futuro del séptimo arte ya que para la directora esta es su ópera prima; hasta ahora la conocíamos como actriz en La Virgen de agosto o Tenéis que venir a verla de Jonás Trueba, entre otras.
La historia que cuenta se desarrolla en una casa
en el campo donde cinco mujeres llegan para ensayar una obra de teatro.
Partiendo de esta premisa simple la película avanza indagando cada uno de los personajes, cuatro actrices jóvenes (interpretadas por Bárbara Lennie, Irene Escolar, Itziar Manero, Helena Ezquerro) y una directora/escritora
que es la propia Itsaso. Ellas, las actrices en la pantalla, son al mismo
tiempo ellas mismas, las actrices reales que interpretan con sus propios
nombres. Se juega así entre ficción y realidad, casi como si de un documental
se tratase, invitando al espectador a seguir los diálogos entre ellas para
conocerlas (a las mujeres en la ficción y a todas las mujeres reales que
vivimos en el mundo real) y conocer sus problemáticas personales: la muerte, la
maternidad, las creencias, el amor, el sexo. Todos los temas deconstruyen una
ficción que aparece vestida de sedas del siglo XVII y sin embargo está presente
en nuestro siglo XXI. Y además, el cuento de la princesa, un príncipe y un
guisante. Y un sapo.
Acercándose al estilo de la
Nouvelle vague por tener una trama basada en el diálogo constante, Itsaso nos
deleita con una apuesta visual potente en cada corte, con planos que cuidan
tanto la belleza como la planificación, desde la luz a la composición que
resulta conceptual en sí misma. Nada sobra, nada es recargado, todo es sencillo
y real. La fotografía impecable. El vestuario, las localizaciones naturales,
todo es diegético en función de la historia, todo es puro y verdadero.
Además, la potente presencia de
todo el elenco, no solo las protagonistas, sino también los secundarios Gonzalo Herrero, Mercedes Unzeta y la niña Julia León, otorga fuerza y sensibilidad a la
narración que presenta recovecos interiores emocionando al espectador. Tan
amena como encantadora es esta película que animo a ver en cines para
saborearla en todo su esplendor.
lunes, 28 de agosto de 2023
Sobre el tapete de ganchillo. La familia
Entretanto, los caracteres, las
miserias, las condiciones humanas y la vida misma componen ese tejido de corte
sencillo, algo que casi todos conocemos y es a la vez tan elegante como la
buena literatura que narra y describe, que aporta imágenes y anécdotas, y que
indaga en el género y el alma humana. Disfrutar de ese tejido que se ajusta al mueble
y que le deja respirar, que le viste y que muestra a la vez su desnudez por la
insinuación discreta, que le da vida con destellos de blancura y luces de
textura. Sobre el tapete de ganchillo que cubre la mesa un ramo desnudo y seco pero con cientos de matices y
telarañas que nadie quiere romper pues son la esencia de lo que somos.
Fotografía Aurora Pinto |
El peso de lo que ocurre en la infancia y marca la existencia del adulto y de cómo cada edad tiene su propia interpretación rompe el mito y presenta un concepto de familia desde una perspectiva tan real que constituye casi una ficción documentada. La familia (Anagrama, 2022), literatura joven y buena. Imágenes descritas sin rodeos y personajes de psicología muy bien perfilada.
Esta semana me acercaré a la librería a por Un amor (Anagrama, 2020) que quedó en mi lista de pendientes para leerlo antes de que se estrene la adaptación cinematográfica que ha dirigido Isabel Coixet y que se prevé que llegará a los cines el 10 de noviembre.
domingo, 20 de agosto de 2023
Literatura en Candasnos
Recorrer las calles de Candasnos y los lugares emblemáticos que rodean al pueblo no será lo mismo, para los que vivimos aquí, después de leer La ley del hambre (Ed.Contraluz, 2023), la novela escrita por Ana Ballabriga y David Zaplana. Será difícil olvidar lo que ocurre en esta obra de ficción, que no es sólo una historia de terror, ni pertenece exclusivamente al género negro, ni es sólo una narración con elementos de fantasía y ciencia ficción. Y sin embargo todas las características de esas formas literarias componen esta novela escrita a cuatro manos. Desde el realismo mágico hasta el costumbrismo realista. “En la pobreza lo bello apenas brillaba un instante, como una flor que nace en el desierto”, escriben los dos autores.
Hace cuatro días acabaron las
fiestas mayores de Candasnos. El último, el 16 de agosto, San Roque, Ana y
David presentaron su novela en el salón del cine. Hacía mucho calor pero
también había mucho calor: vecinos y visitantes escucharon con atención a los
autores, presentados por Loly Ballabriga. El acto había sido organizado por la
Asociación de Amas de Casa Corazón de Monegros, el Ayuntamiento de Candasnos y la Asociación de Cine Candasnos. Todos expectantes ante una novela que se desarrolla en este pequeño
pueblo de calles perpendiculares y llanas donde las balsas de agua tuvieron un
protagonismo estelar durante siglos y ahora, en La ley del hambre, surgen "chapoteos y gruñidos espeluznantes".
Ana Ballabriga (Candasnos, 1977) reconoció en la presentación que durante algunos años había estado desvinculada de su pueblo (aunque jamás dejó de ir) y este libro le había servido para reconciliarse de alguna manera con su lugar de nacimiento, como un regreso, como Calixta, una de las protagonistas que sale de Candasnos en su juventud y regresa años más tarde. Muchas mujeres abandonaron el pueblo para servir en Barcelona o Zaragoza en la década de los cincuenta y los sesenta. Sus hijos, que nacimos lejos de este pueblo, lo amábamos en la nostalgia de las historias que nos contaban y pasábamos los veranos en casa de nuestros abuelos y tíos. Recuerdo, como un sueño, la primera vez que fui a la Balsa Buena sentada en un carrito entre los cántaros a buscar agua con mi tía. Si hubiese sabido lo que años mas tarde leería en una novela no me habría atrevido a ir.
El germen de la vinculación a un lugar va más allá del nacimiento, aunque también. Dice el refrán que uno no es de donde nace, sino de donde pace. Yo reivindico mi Barcelona amada, con su mar y su gentío, sus barrios populares y sus avenidas majestuosas, sus paseos arbolados y sus contrastes sombreados. Pero Candasnos también. A pesar de todo y de todos.
Existe una publicación anterior, de
1933, titulada Candasnos que escribió José Sampériz Janin (1910-1941), intelectual que murió gaseado en Mauthausen. Recientemente la novela de la que no existían ejemplares se reeditó a modo facsímil. Pero calificarla
es tan arduo como leerla. Yo lo hice, y la náusea me obligó a detenerme y
cerrar los ojos ante la brutalidad y salvajismo de algunas secuencias.
Sin embargo, esta nueva historia situada en Candasnos, me ha enganchado tanto que en tres días ya la he leído. Y también hay secuencias feroces, sí, pero muy bien integradas y con acción trepidante. Confieso que no soy asidua de este tipo de lecturas pero en este caso la intriga y el hecho de su localización me hacían avanzar página tras página, recorriendo los espacios y acompañando a unos personajes muy bien construidos. La niebla presente durante casi toda la novela no puede ocultar el trabajo de investigación y documentación que los autores han realizado, como reconoció David Zaplana (Cartagena, 1975) y que les llevó desde El Molino de Barcelona hasta el Conventaz de Candasnos, un lugar muy poco investigado y cuyos restos dan juego a la magia y los maleficios presentes en la novela.
Invito a los lectores a acercarse a este pueblo dividido en dos mitades por la Nacional II, "como una antigua cicatriz" y
visitar los lugares (Balsa Buena, Plaza Mayor, Pozo del Hielo, calle San Isidro, la Hermandad, el cuartel de la Guardia Civil, las escuelas...) donde se desarrollan los hechos. ¿Increíbles? Tal vez, pero
la imaginación de Ana y David han hecho que ocurran. La ficción y la realidad
conviven en La ley del hambre donde
también se recrean, con mayor o menor acierto, algunos hechos históricos insertando a los protagonistas de la ficción. Lenguaje
sencillo, narración muy cuidada, ritmo ágil, descripciones detalladas y, sobre
todo, unos personajes muy bien construidos y entretejidos, dan a la novela ese
fuerza de seguir avanzando párrafo tras párrafo.
La historia tiene tres puntos de
vista, el de Calixta que, como hemos dicho, se fue del pueblo y vivió en
Barcelona unos años, el de Caín, un guardia civil destinado en el puesto de Candasnos
y el de Vera, una periodista que por circunstancias llega al pueblo. Los tres se
verán envueltos en los extraños acontecimientos que ocurren en esa pequeña localidad
de cuatrocientos habitantes, dominada por una familia de caciques desde el
final de la Guerra Civil. Hay otro personaje muy relevante, Quico: “Si el
hambre es la ley, la rebelión es la justicia”, repite. Él encarna los ideales, la
anarquía y el amor.
“Una empresa de semillas, un chico desaparecido, la familia Galán, tablillas de maldición romanas, animales asesinos, conspiraciones mundiales, un escocés con bigote y un médico especializado en genética. Nada tenía sentido. Y, de alguna forma, intuía que ya disponía de todas las piezas del puzle: solo había que ordenarlas”. Este pensamiento de Vera, la periodista, resume bastante bien la novela. Los autores consiguen ordenar el galimatías de sucesos y casi obligan al lector a seguir avanzando en la siguiente página. La intriga está servida. El desenlace es un mensaje subliminal contra los poderes que, todavía, manejan la vida en muchos pueblos como Candasnos. Por desgracia, no abundan los Quico para rebelarse contra la ley del hambre.
Ana Ballabriga y David Zaplana en la presentación en Candasnos el 16 de agosto junto a Loly Ballabriga y miembros de las Amas de Casa Corazón de Monegros que colaboraron en la organización del acto. |
miércoles, 2 de agosto de 2023
Cine y poesía, poesía y cine
Ambos, cine y poesía, son artes para el disfrute y la reflexión, canales del alma para sentir y sentirse. The end (interludio) de Jesús Soria Caro, editado ahora por Los libros del gato negro es poesía y cine, principio y final, realidad y ficción, versos e imágenes. Un deleite para los sentidos y el pensamiento.
"Deseos censurados
en los fotogramas
de la vida.
Tiempo de libertad
entre las sombras
de la sala.
Proyecciones de realidad
en las imágenes
de la película."
Jesús Soria Caro, poema Cinema Paradiso (una de mis películas preferidas)
miércoles, 26 de julio de 2023
Sin miedo
Por qué la historia que cuenta viene del miedo pero Miguel Ángel Oeste ha sido valiente al escribirla, al convertir en literatura retazos de su dolor. El autor se desnuda y, a oscuras, abre la puerta para que la luz guíe su escritura, una luz que en el fondo es esperanza. Desde una infancia rota y una adolescencia de superviviente, el protagonista alcanza una madurez que le otorga serenidad y amor por la vida. Eso es en sí mismo la forja de un carácter valiente, el que viene del miedo, aprende primero a convivir con él y luego a vencerlo.
Convertir el miedo en luz, la oscuridad en vida y el dolor el
literatura. No hay exhibicionismo, hay elegancia a pesar de las imágenes duras
y desgarradoras que, casi de manera cinematográfica, el lector visualiza en la
pantalla de su pensamiento. Tuve que dejar de leer en más de una ocasión, hacer
una pausa, levantar la vista de las palabras y cerrar el libro para asimilar el
desgarro y vencer el miedo. Yo también quise matar al padre. Pero la narración está tan bien hilada que en la
siguiente página la historia te obliga a continuar. No hay morbo posible. Son
el dolor y el desgarro los que argumentan, desde el miedo, y también desde el
odio y desde el amor.
Recordé los hermanos Claus y Lucas de Agota Kristof, pero en Vengo de ese miedo no hay
guerra ni engaño ni maldad en los niños; aquí están huérfanos de amor y de
atención, en una época y un país que vivía también en el miedo.
En la presentación del libro en Zaragoza, Oeste afirmó «Reivindico que es un libro abierto, luminoso y esperanzador». Lo es, a pesar de la crueldad bárbara. También afirmó que «la memoria es personal y cada uno construye la realidad a su manera». ¿Qué es la verdad? Ficción, realidad, memoria. Todo lo que existe. Por encima de todo la literatura y, todavía más por encima, la vida.
En la dedicatoria de mi ejemplar el autor me deseó "esperanza" de que tras la lectura de este libro terminasen mis miedos y pudiese explorar mis propios fantasmas. Tengo muchos miedos y fantasmas y me he dado cuenta de que, al lado de lo que vivió el protagonista de esta novela, los míos son como los del logotipo Ghostbusters, blancos, redonditos, sonrientes y regordetes. Los venceré, sin duda, escribiendo, leyendo.
Gracias por escribir, Miguel
Angel. Este libro hay que leerlo. Recomiendo cien por cien. Por nosotros, por
nuestros hijos, y por los hijos de nuestros hijos.