jueves, 5 de octubre de 2023

Cerrar los ojos

Puro cine, mucho arte y un halo de nostalgia hay en Cerrar los ojos (Víctor Erice,2023). Desde Lumière hasta Dreyer, desde El Sur (Erice, V. 1983) hasta El espíritu de la Colmena (Erice, V. 1973), son las referencias veladas en esta esperada película que se nutre del clasicismo y del más genuino estilo cinematográfico con sello del propio director. Fundidos a negro, ritmo pausado, planos sin artificios innecesarios, notas de piano en la banda sonora, esencia de un anacronismo que es intrínseco a la propia narración y al discurso que el director plantea. 



La historia narra en paralelo el cine dentro del cine, y como un Cinema Paradiso, es una declaración de amor. Toda la cinta es un homenaje al séptimo arte, no sin ese tono melancólico por aquello que se perdió y por lo que ha habido que adaptarse a los nuevos tiempos. Sin embargo, alberga también la moraleja de saber envejecer.  

Vayan ustedes al cine y disfruten del arte, de la delicadeza y la sensibilidad que Erice muestra en cada imagen, en cada frase y en cada silencio. “Un hombre es algo más que su memoria”, dice uno de los personajes, un hombre es en sí mismo individuo y alma. Erice contrapone el olvido a la memoria después de treinta años sin rodar una película, y nos habla también de su propia experiencia, de películas inacabadas, de retiros voluntarios o forzados, de huir, de vivir. Y de cerrar los ojos. Un actor que desapareció cuando rodaba una película dejando sus zapatos junto al acantilado y el director de esa película, la que fue también la última y no llegó a estrenarse por no haberse finalizado, colabora veinte años después en un programa de televisión de casos desaparecidos. Así comienza la película. Luego, la sospecha de si desapareció voluntariamente, si le ocurrió un accidente, si vive todavía...los motivos que le llevaron a ello, si los hubo, la memoria, el olvido. No es un thriller, no es una persecución, pero sí una búsqueda, de la verdad, de uno mismo, de los silencios, del cine y de la vida. 

Magistrales todos los actores y actrices de un elenco que otorga categoría sublime al film, desde Manolo Solo, Mario Pardo y José Coronado hasta Ana Torrent (esos ojos, ese plano mirando la pantalla del cine como cuando tenía cinco años), Petra Martínez o María León, y el lujo de contar con Josep María Pou. Confieso mi debilidad por Mario Pardo, que interpreta con maestría a Max, un personaje tan entrañable como fundamental: “En el cine ya no hay milagros desde que murió Dreyer”. Pues bien, en Cerrar los ojos hay milagro, la vida en el cine y el cine en la vida, y el regreso de Erice. Un milagro que nos mantiene en la fe y en la práctica. Hay que ver esta película en pantalla grande, en una sala a oscuras y en silencio. Disfruten. Gracias Víctor.

 


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