Cuando
en el inicio de una película los primeros cuatro planos son fijos y
duran más de un minuto cada uno, enfocando el rostro, uno a uno de los
protagonistas, sin diálogos y con un concierto de piano como fondo musical ya
tiene un arranque desafiante.
Cuando el título es tan
provocativo como Tenéis
que venir a verla, ya es una declaración de intenciones en sí mismo
y promete algo diferente, algo nuevo.
Cuando el director, Jonás Trueba (Madrid, 1981), finaliza la película del modo que lo hace (no quiero hacer spoilers) la provocación y el desafío dejan de serlo y con la sencillez del buen gusto el espectador se queda con la sensación de que ha visto Cine, en mayúscula en todo su sentido como una pieza de arte. Y vida.
Ese “algo diferente, nuevo” a lo que me refería antes, esa provocación, esa sencillez en el planteamiento y esa elegancia en la ejecución me retrotraen a la Nouvelle Vague, al recientemente desaparecido Godard y a Truffaut. Estructurada en secuencias con diálogos abundantes en la película vive también la poesía con versos de Olvido García Valdés. Y tiene una fotografía muy cuidada de la mano de Santiago Racaj. Como curiosidad, el cameo de Fernando Trueba y Cristina Huete, padres de Jonás en la vida real. "Lo real: los seres, el mundo", se escucha en uno de los versos.
Fotograma de Tenéis que venir a verla |
Jonás Trueba ha hecho una gran
película a pesar de su corta duración (poco más de una hora) y tenéis que ir a
verla; aunque no está ya en la cartelera de las salas de cine, la tenéis disponible en Filmin.
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