Me llegó el día 30 de diciembre de 2020. Comencé a leerlo el 31, poco antes de tomar las doce uvas de la suerte. Y lo acabé el día 3 de enero del 2021. La buena suerte (Alfaguara, 2020) [1] de Rosa Montero es una delicia de libro, que se saborea en cada página, en cada personaje, en cada sorpresa que desvela. No es poesía, pero tiene frases sin rima que son puro verso; no es ensayo, pero tiene reflexiones profundas sobre el ser humano y sobre las reacciones ante la vida; es novela, es ficción, pero podría ocurrir en cualquiera de nuestras localidades mañana mismo ya que el realismo está tan presente que nos hace vivir los acontecimientos como si estuviésemos allí mismo.
Rosa escribe sin florituras,
directa y entendible. Pero encierra tanto sentido en cada una de sus palabras
que no habría manera mejor de discurrir la narración. Los hechos se suceden y
el lector los conoce desde varios puntos de vista de los personajes, conociéndolos
así mucho mejor a cada uno de ellos, y recibiendo la información de una manera
más atractiva que si fuese a través de un simple narrador omnisciente, que
también aparece de vez en cuando sin abuso de su omnipotencia. El ritmo atrapa
al lector que no puede dejar de averiguar lo que va a ocurrir en la siguiente
secuencia.
Las localizaciones son un
personaje más en la historia; todo es diegético en cada una de las secuencias,
desde la luz y las sombras hasta el aire, desde la temperatura hasta los
edificios y las calles, ningún detalle es baldío ni gratuito y todo contribuye
a crear un clima donde la ficción deja de serlo para convertirse en realidad.
No voy a hacer spoiler, porque
recomiendo vivamente a todo el que lea este post, que vaya a la librería y
adquiera La buena suerte: hay un
secreto escondido en la lectura de esa novela. Todos hemos estado alguna vez en
el pozo oscuro, como Pablo, el protagonista. Y seguro que todos hemos conocido
a algún gilipollas y a algún malo muy malo que nos ha intentado joder la vida.
Por eso nos interesa conocer a Raluca, la otra protagonista, que irradia tanta
generosidad a pesar de su desgraciada vida, que la suerte es nuestra de seguir
su luz y tomar como ejemplo su optimismo y su positividad. Si lo hacemos,
seguro que la fortuna nos acompaña un poquito más, aunque sea para darle la
vuelta a todo lo negativo que nos ocurra, aceptar con dignidad seguir
viviendo y pensar un poco más en los demás y no tanto en nosotros mismos.
Tenía previsto para este nuevo año crear una lista con los libros leídos y tengo una duda respecto a si incluirlo en el año 2020 o en el 2021. En realidad no lo hago ni publico como tan de moda se ha puesto para alardear de rankings culturales, pero confieso que sigo algunas listas de otras personas que me inspiran nuevas lecturas. En cualquier caso, me ha quedado la sensación de que este 2021 vamos a visualizar la puerta de la segunda oportunidad y eso es lo que me queda, un regusto exquisito después de saborear La buena suerte. Creo que definitivamente no voy a iniciar mi propia lista pues este libro lo voy a asociar siempre a las uvas de la suerte y al inicio del final de una época pandémica que nos ha sumido en el apeadero del desconcierto, pero que anuncia ya la llegada de un tren hacia un futuro que tenemos la obligación de cuidar con esmero.
Gracias, Rosa, por escribir
(bueno y por compartir tantas horas en Facebook y entrevistas virtuales y
enseñarnos tus plumas y tus cuadernos de notas y, sobre todo, tu sonrisa
optimista). Rosa comienza con la misma inicial que Raluca. Qué casualidad, ¿no?
Gracias a las dos. Con vuestro permiso, termino con una frase del libro: “La
belleza ayuda a cuidar el dolor del mundo”. Y la generosidad. Las segundas
oportunidades existen y cuando regresemos a la normalidad, no a la nueva, sino
a la de antes de la pandemia, el mal y el dolor seguirán ahí, pero estaremos en
esa fase de poder aplicar la “justicia
poética” de la que nos habla Rosa Montero. De momento, leamos para aprehender. La buena suerte que yo tengo es poder seguir haciéndolo.
[1] (en el link podéis ver la estupenda presentación
en el Teatro de la Estación del Norte de Madrid (Príncipe Pío) junto a Pastora
Vega, que lee algunos fragmentos de la obra, para que podáis haceros una idea
de lo maravillosa que es la novela, y del entusiasmo de su autora, Rosa
Montero, del que me declaro fan total)
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