Calabuch (Luis García Berlanga,
1956) es, además de cine genuinamente berlangariano, pura ternura e ingenuidad.
Calabuch es bondad y sabiduría, es quietud
y paz, es amistad y generosidad.
Esas de las que necesitaríamos ahora unas buenas dosis en medio de esta
situación pandémica, confinada y sobreinformada en la que todos, en mayor o
menor media, saben o sabemos de casi todo.
Calabuch es humildad también
Calabuch es sol, es mar. Calabuch
es blanco de casas encaladas y bermejo arrebolado de tejas envejecidas. Pero
también es gris y negro de una cinta en 35 mm. Y sutileza en la crítica de una
época en la que el confinamiento era general y atemorizador, en el que la
censura callaba cualquier ápice de libertad. Berlanga es el genio que puede
volcar todo eso en la pantalla a través de unos personajes que son lo
representan; ternura, ingenuidad, bondad, sabiduría, quietud, paz, amistad,
generosidad. Y convierte ese blanco y negro en azul brillante y luminosidad
soleada sobre una costa todavía desierta en aquella época. Y los fuegos artificiales tienen millones de
colores con explosiones de felicidad, de
libertad y de esperanza.
Ayer criticaba las muchas
recomendaciones que se están haciendo estos días. Permitidme que hoy, en pura
contradicción, os recomiende esta película. Además de poder encontrar esa
metáfora que os apunto en las líneas
anteriores (para no hacer spoiler
ninguno si no la habéis visto), podréis disfrutar de los geniales Pepe Isbert,
Manuel
Alexandre, José Luis
Ozores o del galán Franco Frabizi.
Además, a sus 82 años, fue la última película que el actor Edmund Gwenn, protagonizó, ganador de un Oscar en 1948 por De ilusión también se vive (George Seaton, 1947).
Calabuch es el nombre ficticio
del pueblo al que llega Jorge Serra Hamilton, un científico especialista en energía
atómica… Se rodó en Peñíscola cuando la costa todavía no estaba llena de
turistas (ahora la playa estará igual de vacía que entonces, y ya veremos este
próximo verano). Si conocéis la zona es curioso ver el pueblo antiguo, el
castillo todavía sin restaurar, y la zona costera sin hoteles ni apartamentos.
Hay unos planos aéreos magníficos. Y poco más os quiero contar. Vedla. La
podéis encontrar en Flixolé.com que estos
días permite el acceso gratuito a todo su catálogo, amplia muestra del cine
español de todas las épocas.
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