Hace frío en esta mañana de enero y no es agradable estar en la parada. La huelga que los conductores de autobús están llevando a cabo desde hace más de un mes, regada hoy por una lluvia pertinente y abundante, provoca que los usuarios del transporte público se muestren irascibles algunos y poco pacientes otros.
La ira contenida se desata cuando los viajeros comienzan a subir al autobús que llega, repleto ya.
- ¿Hasta cuando esta huelga?, pregunta una señora en tono malhumorado mientras es apretujada por otros pasajeros para poder entrar en el abarrotado bus después de mas de veinte minutos de espera.
- Hasta que Dios quiera!, responde el conductor en tono de guasa.
- No es lo mismo decirle al jefe un día o dos que tienes problemas con el bus que un mes- dice una joven con acento extranjero.
- Claro, te juegas el puesto de trabajo- asiente una señora mayor.
- Pero qué piden estos! Si viven como quieren!- apunta otra.
- Llevo desde las ocho de bus en bus porque aunque la huelga comienza a las nueve, los vehículos empiezan ya a retirarse a las ocho y media, te dejan en una parada y ¡apáñatelas! Vas de bus en bus, mojándote, pasando frío... ¡pobres niños que se quedan helados en la calle!- dice otra indignada.
O quizás lo que una usuaria ha sugerido:
Que en las horas de huelga el billete sea gratuito...
- Hasta que Dios quiera!, responde el conductor en tono de guasa.
- No es lo mismo decirle al jefe un día o dos que tienes problemas con el bus que un mes- dice una joven con acento extranjero.
- Claro, te juegas el puesto de trabajo- asiente una señora mayor.
- Pero qué piden estos! Si viven como quieren!- apunta otra.
- Llevo desde las ocho de bus en bus porque aunque la huelga comienza a las nueve, los vehículos empiezan ya a retirarse a las ocho y media, te dejan en una parada y ¡apáñatelas! Vas de bus en bus, mojándote, pasando frío... ¡pobres niños que se quedan helados en la calle!- dice otra indignada.
O quizás lo que una usuaria ha sugerido:
Que en las horas de huelga el billete sea gratuito...
Y ahí ha empezado una cadena de manifiestos, opiniones, improperios y silencios incómodos entre la una, el otro y los más de ciento cincuenta pasajeros que mojados y apretujados sufríamos también las molestias que ocasiona una huelga indefinida. Desde los que llegan tarde a trabajar...
- Y encima nos llevan como borregos!- grita la anterior.
- Que sabra usted seeñoooora!- responde burlesco el conductor desde su asiento.
Quizás una mejor información y comunicación a los usuarios sobre los motivos de la huelga sería una medida necesaria en estos casos. En carteles pegados en los autobuses donde los zaragozanos puedan leer las reivindicaciones de los trabajadores del transporte público. ¿Cuanto cobra un conductor de autobús? ¿Qué reivindican?
- Yo no pienso pagar el billete en las horas de huelga- dice.
¿Que lo asuma el ayuntamiento?, pregunto yo.
Por que la lluvia no podemos pararla.
Foto Aurora Pinto |
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