En relación al cine, la noticia es
hoy, sin duda, las doce nominaciones
de la película La Novia (Paula Ortiz,
2015) para los premios Goya: parte como favorita.
Una en su blog, tiene la libertad de
escribir lo que quiera, pues es un espacio atemporal, y utilizar la primera o
segunda persona a su libre albedrío. Sin cánones ni directrices establecidas.
Sin limitaciones editoriales.
Incluso enviar cartas a aquellos a
quien conoce o admira, o a sus amigos. Hoy quiero felicitar a Paula Ortiz
(Zaragoza, 1979) por su película La
Novia.
Y a Luisa Gavasa (Zaragoza, 1951)
por su interpretación tan maravillosa, que desde luego se merece el Goya, sin duda alguna. Y a García Lorca por Bodas de Sangre. Y a Leonard Cohen por The last walz. ¿Qué no entendéis la mixtura?
Pues leed el post. Pero sobre todo, id al cine a ver la película. Cine con
mayúscula. Lo digan o no las nominaciones.
13 de diciembre de 2015 /Aurora Pinto
“Salí anoche del cine con la poesía brillando
en mis retinas y cientos de cristales clavados en mi garganta, tantos que no
tenía voz. Estuve un rato callada, tragando saliva. Mi pensamiento no podía
articular palabras porque se habían transformado en imágenes. Pura poesía
visual. Y Lorca estaba allí, a mi lado, diciéndome “por lo bajini” que le había
encantado la película. Que esta versión
de Bodas de Sangre (Lorca, 1933) adquiere toda la esencia
de su poema.
Allí estaba la Luna, anunciando que: “El aire va llegando duro, con doble filo”; La novia lamentando “¡Qué
vidrios se me clavan en la lengua!”; el novio amándola: “Te voy a abrazar
cuarenta años seguidos”; Leonardo deseándola: “Que yo no tengo la culpa, que la
culpa es de la tierra y de ese olor que te sale de los pechos y las trenzas”, y
la madre del novio que dice que llorará cuando esté sola porque sus lágrimas no
salen de los ojos sino “de las plantas de los pies, de mis raíces, y serán más
ardientes que la sangre”.
Las palabras que Federico
García Lorca (Fuentevaqueros, 1898- Víznar, 1936) escribió en verso y prosa están en los
diálogos de los personajes, magníficamente interpretados por Inma Cuesta (Valencia, 1980), Alex García (San Cristobal de la Laguna, 1981) y Asier Etxeandia (Bilbao, 1975) en ese trío de amor, pasión y muerte; o Luisa Gavasa, como madre del novio, toda vestida de negro, toda contención y a la vez exhalación de dolor y rabia, o Carlos Álvarez-Novoa (La Felguera, 1945- Sevilla, 2015), que lamentablemente no llegó a ver la película finalizada, o Leticia Dolera , María Alfonsa
Rosso, Manuela Vellés o Ana Fernández como secundarios de la tragedia
lorquiana.
Pero también las imágenes proyectan la esencia del quiebro, del dolor o de la
pasión irracional que surgen del alma. ¿Cómo puede ser eso, si se trata de
conceptos etéreos, sin materia física que les sostenga? Porque la poesía es
además una experiencia sensorial, la de
Lorca en palabras, la de La Novia de
Paula Ortiz en imágenes.
Hay que ser valiente y arriesgada para
tomar un texto de Lorca y adaptarlo a un guion cinematográfico. Esta directora
zaragozana lo hizo. Conozco además a
muchos de los que han participado en el proyecto y sé que ha sido un proceso de
producción largo y duro, incluido un rodaje en condiciones poco agradables.
Pero el resultado final ha valido la pena, Paula, puedes estar segura de ello.
Desde mi ventana, que no es la tuya, quiero
publicar estas palabras, para que como un hilo de agradecimiento te lleguen
entre cientos de ovillos de colores. Pues mucho se ha escrito (y se escribirá)
sobre La Novia. En su presentación
en la sección Zabaltegi
del Festival de San Sebastian, en las
candidaturas a los Goya, o en su estreno el pasado viernes 11 de diciembre,
decenas de críticas, reseñas, reflexiones, opiniones en facebook… Cuando te entrevisté hace tres años me dijiste que las críticas no te afectaban,
ni siquiera las buenas. Yo te interpelé diciéndote que no me lo creía.
- Lo
que verdaderamente importa es cuando vas al cine y ves que hay gente a la que
le llega la película, sobre todo cuando ves que el público sale emocionado… eso
es muy bonito.
Pues en este caso, lo has vuelto a conseguir, Paula.
También le pregunté por
los premios, por lo que significaban. Le pregunté si soñaba con un Oscar y me
dijo que no. Entonces acababa de llegar de la gala de los Goya, en la que
estuvo nominada a mejor dirección novel por De tu ventana a
la mía.
- Pues
los premios, de verdad, de verdad... Lo pasé muy mal en los Goya, por la
exposición, me da pudor. Pero por otro lado es un empujón muy grande para la
película y para todos los que la han hecho.
En este caso, creo que ya
puedes ir preparándote, Paula, porque vas a tener que ir de nuevo, y casi
seguro que subirás al escenario a recoger algún premio.
En esa entrevista que tan
generosamente me concediste, aún sabiendo que no se iba a publicar en ningún
medio, te pregunté porqué
había tan pocas mujeres directoras de cine y reconociste que "hay muchas mujeres muy bien preparadas pero sigue siendo un mundo masculino". Hablando de géneros, también me
confesaste lo del reloj biológico que las mujeres tienen en marcha cuando pasan
de los 33 años y todavía no tienen hijos. “Tic-tac, tic-tac”, me dijiste sonriendo.
Paula vivió en Nueva York,
donde me reconoció que fue “muy estimulada intelectualmente”.
- En Nueva York no aprendí ninguna técnica de realización que no hubiera
podido aprender aquí, pero los profesores cambiaron mi actitud a la hora de trabajar en el cine. Allí ni sobrevaloran ni infravaloran, se lo toman como un trabajo y son muy constructivos.
Veamos otras congruencias
constructivas. De Poeta en Nueva York,
escrita por Lorca cuando estuvo allí
nueve meses entre 1929 y 1930, uno de sus poemas, Pequeño Walz Vienés, fue versionado por Leonard Cohen (Westmount, Canadá, 1934)
(que también confesó haber quedado impregnado de poesía al leer a Lorca cuando
tenía quince años), y a él se refiere en los márgenes que marcan la dignidad y la belleza. Take this walz sería Lorca musical, como La Novia es Lorca en cine.
En esa entrevista comenzamos
hablando de cine y, sin casi darnos cuenta, también hablamos de poesía, le pregunté
como una filóloga sentía esa pasión por el cine…
- La
filología y el cine están muy cerca. Yo estudié filología porque me gustaba
mucho la literatura, me gusta mucho leer y la parte narrativa de como se
cuentan las historias. Me interesa el cine desde el lado narrativo pues la base
primera es contar historias, con otro lenguaje, con otros códigos y en otro
arte, pero es lo mismo. Porque en el
cine hay una gramática y una lingüística, para sacar toda la expresión narrativa
posible a una escena.
En La Novia esos
códigos y ese lenguaje a los que hacía referencia exprimen toda esa expresión
narrativa. Por añadir alguna crítica a la película,
apelaría al tempo lento, quizás en algunos momentos excesivo, tal vez en los
primeros planos, o en el abuso de la reiteración en la metáfora. Pero, igual que en
este blog, el autor de una obra puede tomarse aquellas licencias que considere.
Luego le pregunté si escribía poesía y me dijo que no,
pero que leer poemas le devuelve tranquilidad y paz.
Parafraseando, con atrevimiento, a
Lorca, te diría Paula: Que yo no tengo la culpa de que me gusten tus películas.
La culpa es de la poesía y de tu empeño por esa belleza visual que traspasa la
pantalla del cine y llega al alma del espectador. Y aportan también
tranquilidad y paz".
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