Dicen que si uno tiene una meta, se marca un objetivo y lo desea con todas sus fuerzas, el universo genera la energía necesaria para conseguirlo. Primero hay que visualizar nuestro deseo; después creer en él. A veces no sabemos cómo llegar, pero si estamos seguros de nosotros mismos y de que vamos a lograrlo, encontraremos la manera de hacerlo. Esa energía seremos nosotros mismos y la ley de la atracción hará que trabajemos por ello. También hay que ser agradecido, y reconocer con gozo la satisfacción que vamos a obtener. De esta forma, nuestro trabajo siempre será agradable. La felicidad genera felicidad. Cuando por fin crucemos la línea de meta y disfrutemos de aquel objetivo que nos habíamos marcado no dejemos que el entusiasmo nos ciegue en nuestro egoísmo. Regalemos un poco de amor y paz a los que nos rodean. Una sonrisa, un abrazo, una chispa de optimismo para que se contagie también nuestra confianza. Y así los que nos rodean se crearán y se creerán su propia meta y el círculo volverá a comenzar también en ellos y para nosotros. ¿Habéis visto que sencillo?
Pues eso, gracias por estar ahí amig@s y familia. Gracias por leerme de vez en cuando. He conseguido uno de mis objetivos y vosotros habéis sido el fundamento donde apoyé mis cimientos cuando salía del agujero. Estoy feliz y estoy feliz de poder gritarlo a los cuatro vientos. Dejadme que os contagie mi alegría y… ¡sed felices!
Pues eso, gracias por estar ahí amig@s y familia. Gracias por leerme de vez en cuando. He conseguido uno de mis objetivos y vosotros habéis sido el fundamento donde apoyé mis cimientos cuando salía del agujero. Estoy feliz y estoy feliz de poder gritarlo a los cuatro vientos. Dejadme que os contagie mi alegría y… ¡sed felices!
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