Siento nostalgia de las fotos en papel. Y de todo lo que rodeaba a la foto de papel. Ahora, uno va por ahí con su cámara digital, echando fotos a troche y moche. ¡Qué bonitas quedan!. Se llena la memoria de la tarjeta con cientos de fotos preciosas que luego se descargan en el ordenador. Y ahí están. A veces, uno tiene tantas fotos que ni se acuerda en que carpeta están. Y te tienes que comprar un disco duro externo porque el disco duro del ordenador se llena… Y cuando vas con amigos y se echan fotos, lo típico: -¡Sobre todo enviamelas! -Sí, si ¡Ya te las mandaré!-. Esas fotos luego casi nunca llegan…
La foto en papel se disparaba con mesura, porque el revelado es caro, y porque los carretes se acaban enseguida (y siempre cuando estás en el lugar donde no puedes comprar uno nuevo y tienes esa foto perfecta a punto ). Y esa emoción de llevar a revelar el carrete y esperar uno, dos, siete días… Ibas a la tienda de revelado y abrías el sobre antes de pagar, para comprobar rápidamente si son tus fotos. Luego, en casa, las saboreabas poco a poco. Y las metías en una caja aprovechando el momento para ver aquellas otras fotos de… O las ponías en un álbum con su título, su comentario…
La foto en papel se disparaba con mesura, porque el revelado es caro, y porque los carretes se acaban enseguida (y siempre cuando estás en el lugar donde no puedes comprar uno nuevo y tienes esa foto perfecta a punto ). Y esa emoción de llevar a revelar el carrete y esperar uno, dos, siete días… Ibas a la tienda de revelado y abrías el sobre antes de pagar, para comprobar rápidamente si son tus fotos. Luego, en casa, las saboreabas poco a poco. Y las metías en una caja aprovechando el momento para ver aquellas otras fotos de… O las ponías en un álbum con su título, su comentario…
Y siempre están allí. Para compartirlas con las visitas de amigos o familiares.
Eso sí, el riesgo de que la mejor foto que echaste en aquel viaje irrepetible no saliera porque el carrete se atascó, o porque el flash no fue suficiente no existe con las fotos digitales.
Eso sí, el riesgo de que la mejor foto que echaste en aquel viaje irrepetible no saliera porque el carrete se atascó, o porque el flash no fue suficiente no existe con las fotos digitales.
Digitales y tan perfectas… Si la foto no sale bien, lo vemos al momento, se borra y se repite. Y así tenemos cientos y cientos de imágenes digitales que eso sí, siempre se pueden imprimir en papel, claro, pero casi nunca se imprimen.
Y no se pondrán amarillas en esa caja donde encontramos la foto de nuestro abuelo roída por el tiempo, o de nosotros mismos cuando éramos pequeños, en blanco y negro.
Porque las fotos digitales son recuerdos inmediatos que no se amarillearan con el paso del tiempo. Será historia sin tiempo muerto en el baúl de los recuerdos.
Y no se pondrán amarillas en esa caja donde encontramos la foto de nuestro abuelo roída por el tiempo, o de nosotros mismos cuando éramos pequeños, en blanco y negro.
Porque las fotos digitales son recuerdos inmediatos que no se amarillearan con el paso del tiempo. Será historia sin tiempo muerto en el baúl de los recuerdos.
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