Se nos va la Expo. Y con ella las colas, el calor, los chorros de agua, los controles de policía en Ranillas… Parece que con el comienzo del curso todo ha de volver a como estaba antes. Pero algo ha cambiado en Zaragoza, o eso dicen algunos. Yo creo que, aparte del puente del voluntariado que quedará ahí, el puente del Tercer Milenio (que espero que abran pronto para todos los vehículos y no sólo pata los taxis) y la Torre del Agua, lo demás aunque quede, poco a poco se diluirá en el olvido. Y no me refiero a que venga una riada del Ebro y se lo lleve por delante, sino a que quedará en el recuerdo próximo, la prensa poco a poco lo irá relegando, vendrán algunas empresas interesadas y luego…No se sabe. La Expo quedará en nuestro recuerdo interior, en los cientos de miles de fotografías digitales que circulan por ahí, y en el Pabellón Puente que aún no se sabe como permanecerá.
Los niños comienzan el cole con un nuevo curso por delante y también olvidarán pronto sus saltos en las fuentes de la Expo. Quizás, cuando sean mayores les digan a sus hijos:
- Cuando yo era pequeño saltaba y me mojaba ahí en una fuente que había para la Expo.
Y sus hijos les pregunten:
-¿Qué?. ¿La Expo?. ¿Qué es eso papá?
Me gustaría saber que podrá responder ese niño grande a su hijo pequeño y que habrá ahí dentro de cuarenta años.
De momento, vamos a centrarnos en este nuevo curso, que hay que sacar buenas notas y aprobarlo todo.
Hola,
ResponderEliminarDime una dirección donde escribirte. Tengo una información para tu blog.
Mi correo: janaru@gmail.com
Un saludo.
He tenido varias posibilidades, entradas incluidas, para visitar la Expo y no he ido.
ResponderEliminarNo me van esas "cosas". Ya ves, rara que es una.
Un abrazo, querida Aurora.
Paso a dejarte mi abrazo... en este día de finales de septiembre.
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