Un instante vacío
de acción puede poblarse solamente
de nostalgia o de vino.
Hay quien lo llena de palabras vivas,
de poesía (acción
de espectros, vino con remordimiento).
Cuando la vida se detiene,
se escribe lo pasado o lo imposible
para que los demás vivan aquello
que ya vivión (o que no vivió) el poeta.
Él no puede dar vino,
nostalgia a los demás: sólo palabras.
Si les pudiese dar acción...
La poesía es como el viento,
o como el fuego, o como el mar.
Hace vibrar árboles, ropas,
abrasa espigas, hojas secas,
acuna en su oleaje los objetos
que duermen en la playa.
La poesía es como el viento,
o como el fuego, o como el mar:
da apariencia de vida
a lo inmóvil, a lo paralizado.
Y el leño que arde,
las conchas que las olas traen o llevan,
el papel que arrebata el viento,
destellan una vida momentánea
entre dos inmovilidades.
Pero los que están vivos,
los henchidos de acción,
los palpitantes de nostalgia o vino,
ésos...felices, bienaventurados,
porqué no necesitan las palabras,
como el caballo corre, aunque no sople el viento,
y vuela la gaviota, aunque esté seco el mar,
y el el hombre llora, y canta,
proyecta y edifica, aun sin el fuego.
Teoría y alucinación de Dublín.
José Hierro (Del libro de las alucinaciones)
"Y al que no le gusta el vino es un animal, es un animal, y no vale un real".
ResponderEliminarAbrazos
juegas bien con las palabras...fluyen bien...creo que se deben de haber ido de vinitos juntas...
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